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El otro día recibí un sugestivo correo electrónico. Trataba de un breve cuento que, a través de la metáfora, mostraba las funestas consecuencias de la denominada “no conciencia” del ser humano, de su lento caminar y de esa pasividad ante los cambios sociales que, sin darse cuenta, pueden llegar a afectar a su salud, a sus relaciones personales y a su evolución como persona, así como al ambiente que le rodea. La historia nos acerca el siguiente supuesto: hay que imaginar una cacerola llena de agua fría en la cual nada tranquila una pequeña ranita. Un pequeño fuego se enciende debajo y el agua empieza a calentarse muy lentamente. Y de esta manera, poco a poco, se pone tibia, y como el animal la encuentra agradable… sigue nadando feliz y despreocupado. El
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Esta metáfora nos demuestra que cuando un cambio viene de un modo lento escapa a nuestra conciencia y no provoca, en la mayor parte de los casos, ninguna reacción, oposición o revuelta por nuestra parte. Por lo tanto, si observamos lo que sucede en nuestra sociedad desde algunos años podemos percatarnos que estamos sufriendo una lenta deriva a la cual nos habituamos. Muchas de las cosas que nos hubieran horrorizado algunos años atrás han sido poco a poco asimiladas, dejándonos indiferentes a ese cambio. En nombre del progreso, de la ciencia, etc., se efectúan continuos ataques a las libertades individuales, a la dignidad de la persona y a la integridad de la naturaleza lenta pero inexorablemente, con la constante complicidad de las víctimas inconscientes o, quizás, incapaces de defenderse. En los últimos tiempos, y tal vez como meros espectadores pasivos, observamos cómo se aprueban leyes como la del aborto mientras, por otro lado, nos enteramos por el Informativo que van a encarcelar a un hombre por pretender alimentar a su familia con producto de caza, o sea, por cazar conejos, como se ha hecho toda la vida. Y es que parece que las leyes no entienden de situaciones límite ni de crisis económicas, ni de lo que lleva a un padre de familia a lanzarse a la supervivencia antes que dedicarse a robar o cometer delitos mayores. Pero esto no angustia a quienes no les falta el sueldo a final de mes. Por eso, a quienes sí nos importa, deberíamos unirnos y reivindicar todo aquello que nos preocupa aunque no nos afecte directamente. Pues las prevision
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