miércoles, 10 de agosto de 2011

CADA DÍA: UNA NUEVA OPORTUNIDAD DE SER MEJORES

ACERCA DE MÍ…

Me considero una persona normal que se encuentra en el camino de la unidad con todos y con el Todo. (La humanidad entera es una. Todos somos uno) Mi deseo es compartir con quien así lo desee, vivencias, reflexiones e inquietudes.
Si estás interesad@ en seguir leyendo: ¡¡¡BIENVENID@!!! Si no lo estás, que seas igualmente bendecido por haber llegado hasta aquí.
Mi despertar espiritual comenzó a raíz de conocer al Maestro Leonardo, un Maestro espiritual digno, sencillo y humilde. Ese encuentro trajo a mi vida grandes cambios, un despertar de conciencia maravilloso e instauró el principio de mi camino.
Ha sido un proceso lento, pero seguro. Se me han presentado dudas, obstáculos, pruebas a superar para fortalecer mi espíritu, para seguir aprendiendo en esta hermosa escuela que es la vida. He caído en tentaciones que me han enseñado una lección. Me he caído y he errado en incontables ocasiones. Me he levantado y he rectificado, en la medida de lo posible, acciones y decisiones inadecuadas.
Mi vida puede ser la de cualquiera de vosotros.


NOVELAS

Suelo decir que mis novelas crecen conmigo al igual que nuestro pensamiento, el de todos nosotros, madura con el tiempo.
Teniendo en cuenta que cada una ha sido concebida en una etapa distinta de mi evolución personal, podría destacar “La Edad de las Palabras Prohibidas” como la novela que más novedades incorpora al tratarse de mi último trabajo.
Concebida con un pensamiento y capacidad de reflexión más elaborado, bajo una expansión de conciencia mayor, trata de una versión actualizada de todo aquello que en este momento me preocupa y centra mi atención sobre el mundo, la historia y todo cuanto me rodea.


LA VERDAD

Parece que una de las cosas más satisfactorias para muchas personas es verse reconocidos por quienes les rodean, dando, a veces, más importancia a lo que otros piensan de ellos que a lo que realmente son.
No a todo al que se le da la razón la tiene, ocurre también que algunas veces se da sin más, por desinterés o por terminar definitivamente con una discusión.
No tenerla incomoda, que la quiten altera… pero sólo a aquellas personas que necesitan ver su argumento respaldado por segundas opiniones.
La razón es la Verdad y Verdad sólo hay una. Nada de que “yo defiendo mi verdad” ni argumentos por el estilo. Por eso, quien la tiene no necesita apoyos externos; la razón se sustenta por sí misma.
Algo importante es que nunca deberíamos imponer una creencia, por respeto y por educación. Si crees estar en la Verdad, compártela, pero no la impongas si no quieres verte rechazad@.


CRÍTICA Y PREJUICIOS

La crítica, cuando se hace con propósito de juzgar o censurar, no es saludable.
Los errores que vemos en otros no son más que reflejos de los nuestros propios. Por eso a veces se critica lo que se anhela, lo que se envidia o aquello de lo que se carece.
Los prejuicios sólo sirven para emitir juicios equivocados. Si pudiera mediante palabras mostrar el mal que los prejuicios han causado a la humanidad podríamos comprobar gráficamente su magnitud y poder de destrucción. Pero eso es imposible de mostrar, sólo podemos hacernos una idea echando la vista atrás y aprendiendo de los errores que otros cometieron en el pasado.
Mi principal premisa no consiste en juzgar ni criticar, sino en amar. Porque mientras nos entretenemos con cualquiera de estas dos ataduras somos sus esclavos y podemos decir que estamos perdiendo un tiempo precioso.


ÉXITO

¿Quieres tener éxito en la vida? ¿Quieres saber cómo debes obrar para acertar siempre?
Acertar no significa que otras personas estén de acuerdo con nosotros o nos alaben por lo que hacemos o decimos. Acertar es obrar de corazón, es decir aquello que creemos sin temor a qué pensarán de nosotros o cómo puede repercutir nuestra postura en otros, porque estaremos obrando con amor, confianza en un@ mism@ y respeto hacia los demás.
El Amor es el pasaporte a través del cual podremos llegar a todas partes.
Confianza porque tenemos que estar segur@s de nosotr@s mism@s, segur@s de lo que hacemos y decimos, para transmitirlo así a los demás.
El Respeto hacia nosotr@s mism@s y hacia los demás es vital a la hora de relacionarnos. Posicionémonos siempre desde el respeto que nos merecen otras posturas. Porque para exigir respeto debemos, en primer lugar, ofrecerlo.
Si quieres un consejo: no discutas. Aquello en lo que tú crees no tiene que estar necesariamente ligado a otras creencias. Aprende a compartir sin imponer. Porque, de alguna manera, compartir expande nuestra conciencia y demuestra las capacidades amorosas de nuestro corazón.
Aunque des con personas pretenciosas que tras cada palabra sólo parecen tratar de sacarte de quicio, no cambies de postura aceptando su desafío. Es preferible pecar de inocente que de soberbia, al fin y al cabo, la inocencia es una cualidad del espíritu.
Y desde esta perspectiva, la clave del éxito es bien sencilla:

Si no juzgas, acertarás siempre.

Si no criticas, acertarás siempre.

Si prestas tu ayuda sin imposiciones, respetando lo que decida la otra persona, acertarás siempre.
Pero si amas… si actúas con amor, acertarás siempre, ya que, al obrar con amor, cumplirás con todos los requisitos anteriores sin darte cuenta.


EL AMOR

El amor es la esencia de todas las cosas. No necesita presentación.
El amor, pese a todo, es la gran asignatura pendiente de la humanidad. Lo más bello de experimentar y ofrecer. Es la llave que abre todas las puertas. La respuesta a todas las preguntas.


DESPIERTA

Hay personas que tienden al pesimismo casi por inercia. Está claro que no podemos resolver los problemas que suceden en cualquier punto del planeta. Y sinceramente, tampoco creo que sea tarea nuestra. ¿Por qué angustiarse por cada cosa que acontece en el mundo si tomamos conciencia de que cada persona debe “trabajar” su propia vida?
Yo andaba preocupada por cuanto acontecía a mí alrededor, sufría por cosas que yo no podía cambiar alterando así mi sistema nervioso. La respuesta la hallé cuando un Maestro me dijo: “Conviértete en el cambio que quieres ver el mundo”.
Sí, no podemos cambiar el rumbo de los acontecimientos: hay guerras, hambrunas, injusticias… pero no sólo hay que ver la parte negativa de cada situación. También, donde existen estas guerras, etc. hay personas que trabajan por restablecer el bienestar: cooperantes, misioner@s, miembros de ONG’s, voluntarios de todas las especialidades… La vida se moviliza para salvar vidas.


HUMILDAD

La humildad: templo de corazones limpios e inocentes, traje que adorna las almas brillantes de amor, campo donde todo pensamiento es aceptado y respetado, canto al silencio de todas las virtudes, río callado que abriga a todos los manantiales, junco flexible hasta la rotura, agradecido y piadoso con todo lo pequeño y grande, cantor sin voz que embelesa a todos los que quieren escuchar el silencio y la verdad.
Humildad, estandarte de los grandes iluminados, tesoro que pocos alcanzan. Todo esto y mucho más es la humildad, pero ella no os puede hablar de ella por ser humilde, porque ella es pequeña de nombre y presencia, pero grande y brillante en sentimientos y razones, porque ella sabe de donde viene, que es de lo mas pequeño y va a lo más grande que es Dios.
Vestiros con ese traje tan agradable a Dios, y tan necesario hoy en día, porque los pequeños en la Tierra serán grandes en el mundo espiritual.
No intentéis haceros notar, que busquen vuestra presencia sin pretensión alguna por vuestra parte, sed callados y sumisos con los defectos de vuestros hermanos y pedid perdón siempre, por no saber hacer las cosas mejor de cómo las hacéis y aceptad con humildad las enseñanzas de los demás hermanos.
Enseñad a los que os rodean a ser humildes con el ejemplo y que no se alce una voz más que otra, sino que hable el sentimiento del amor y la compresión entre vosotros , que todos los que os rodean se den cuenta que estáis acompañados del ángel de la humildad y vestidos con su traje.


Por Mohandas Karamchand (Mahatma) Gandhi:

"Para buscar a Dios, no hay necesidad de organizar peregrinaciones, de encender lámparas, de quemar incienso o de besar la imagen de la divinidad. El está en el fondo de nuestros corazones. Si pudiéramos suprimir en nosotros toda conciencia del cuerpo, lo veríamos entonces cara a cara.
Dios no está ni en el cielo ni en el infierno, sino en cada uno de nosotros. Por consiguiente, podré ver algún día a Dios, si me consagro al servicio de la humanidad... Cuanto más me esfuerce en ser puro, más cerca me sentiré de Dios. ¿Y cuál no será esta proximidad cuando mi fe no se reduzca, como hoy todavía, a una simple justificación, sino que se haga tan inconmovible como el Himalaya y tan resplandeciente como la nieve que corona sus picos?
La fe es la que nos dirige a través de los océanos turbulentos. La fe mueve las montañas y nos transporta a la otra orilla del río. Esta fe no es más que una vida totalmente impregnada de certeza clara y consciente de que Dios está en nosotros. El que posee esta fe no desea nada más.
No podría entonces en mi interior pensar que la fe de mi vecino es inferior y desear que se convirtiese a mi religión. Si soy realmente un amigo leal, lo único que puedo hacer es orar para desearle que viva perfectamente de acuerdo con su propia fe. En el reino de Dios hay diversas moradas, y todas ellas son santas.
Por consiguiente, la tolerancia mutua es la regla de oro de nuestra conducta. En efecto, es evidente que nunca seremos todos de la misma opinión y que la verdad se nos presentará de manera fragmentaria según sus diferentes aspectos. La conciencia no nos habla a todos de una manera idéntica. Sin duda alguna, es un excelente guía para cada uno, pero querer imponer a los demás las reglas de nuestra conducta individual, sería una distorsión intolerable de la libertad de conciencia.
El Alá del Islam es lo mismo que el Dios de los cristianos y el Ishwara de los hinduistas. De la misma manera que en el Hinduismo hay diferentes nombre de Dios, así también hay en el Islam otros tantos nombres de Dios. Los nombres no significan individualidad sino atributos, y el hombre, en su pequeñez, ha tratado humildemente, de describir al gran Dios dándole atributos, aunque esté más allá de todo atributo y sea indescriptible, inconcebible e inmesurable.
Estoy más seguro de la existencia de Dios que del simple hecho de que tanto tú como yo estamos sentados en esta habitación. Me sería más fácil vivir sin aire y sin agua que prescindir de Su presencia...
El conocimiento de las cosas de Dios no se encuentra en los libros. Pertenece al terreno de la experiencia vivida personalmente. Los libros son, todo lo más, una ayuda; a veces son un obstáculo."