martes, 27 de julio de 2010

EL MAYOR TRIUNFO DE UN HOMBRE

En la noche que me envuelve
negra como un pozo insondable
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido, ni llorado;
ante las puñaladas del azar
si bien he sangrado
jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llanto
acecha la oscuridad con su horror.
No obstante la amenaza de los años
Me halla, y me hallará, sin temor.
Ya no importa cuán recto
haya sido el camino,
ni cuantos castigos lleve a la espalda:
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.

Estos versos legendarios pertenecen a la película "Invictus", de Clint Eastwod, y se trata de un hermoso poema de William Ernest Henley.
"Invictus" está inspirada en la historia de Nelson Mandela y Francois Pienaar, capitán del equipo sudafricano de rugby, y cómo ambos lograron unir a una nación.
¿Cuál fue la hermosa estrategia de Mandela? Al pasar 27 largos y penosos años en la cárcel (de los que ya os hablaré con detalle próximamente) y ser nombrado presidente de Sudáfrica, decidió, en vez de centrarse en la venganza, perdonar y pasar página buscando el punto de unión entre negros y blancos mediante el deporte, cosa que desconcertó a millones de sudafricanos. El mayor triunfo de un hombre que pasará a la historia por la puerta grande.

jueves, 22 de julio de 2010

EL GRAN MAESTRO

Había una vez un Gran Maestro que, al llegar a un pueblo, se encontró con una gran cantidad de personas alrededor de algo... y tanto murmullo de gente llamó su atención.
Al acercarse para ver aquello que tanta expectación causaba, empezó a escuchar que algunos murmuraban:

-"¿Cómo es posible que dejen esta podredumbre aquí?"

-"Qué animal tan asqueroso, ¿quién lo habrá dejado tirado?"

-"¿Cómo es posible que esté esta porquería aquí en medio?"

Al observar la escena, el Maestro se percató de que en medio de la gente había un perro muerto ya empezando a podrirse... y levantando su voz, fuerte y sonora, opinó:

-"Este ha debido de ser un animal muy hermoso, pues tiene dientes de marfil".

Y diciendo esto, se retiró.

Un gran silencio reinó entre la gente reunida... pues quedaron estupefactos ante el comentario... Hasta que una persona rompió el silencio y dijo:

-"Ese que va ahí debe de ser un Gran Maestro... pues, ¿cómo es posible que en medio de tanta podredumbre haya podido ver algo bello?"

sábado, 17 de julio de 2010

UN VIAJE INTERIOR

Conocí a Emilia Nácher hace ya unos trece o catorce años durante unas vacaciones de verano. Pero no coincidimos en ninguna playa o camping, no. Yo por aquel entonces era estudiante de 3º de F.P. y, aprovechando el descanso estival, acepté cuidar de sus tres hijas hasta el inicio del próximo curso.
Conocer a Emilia, convivir con su familia, conocer su entorno, creencias y costumbres, fue una experiencia enriquecedora y transformadora a partes iguales. Ella, como profesora, atendía el centro de Yoga “Parashakti” en el piso inferior mientras yo me quedaba con sus hijas en el piso superior del mismo inmueble. Pero siempre nos encontrábamos en algún momento para conversar, compartir curiosidades y experiencias, y, en definitiva, conocernos. He de reconocer que sus vivencias estaban enriquecidas por sucesos increíbles e interesantes (como el nacimiento de su hija mayor a los pies del río Ganges), al contrario de lo poco y exiguo de lo que yo podía aportarle en aquellos momentos.
El simple hecho de entrar en su casa representaba para mí como el inicio de un viaje. Se trataba de un viaje interior, a un lugar lejano y desconocido pero muy, muy espiritual. Emilia había trabajado como voluntaria con las Hermanas de la Caridad en la India, y toda su vida se centraba y cobraba su verdadero sentido ayudando a los más necesitados, y su espiritualidad era una cosa que se percibía a la legua. Era una mujer sorprendente; tanto su interior como su exterior, de una belleza extraordinaria; la experiencia de tratar con ella, muy reconfortante. Era una persona que te hacía sentirte amada por su trato amable, su voz dulce y su sonrisa sincera.
Imaginad lo que supuso para mí encontrar a una persona que daba clases de yoga gratis, recogía ropa y zapatos para diversas ONG’s, mandaba paquetes con material de primeros auxilios a Calcuta, y que creó por aquel entonces una fundación de ayuda al menor llamada Prem Dam (Regalo de amor) que hoy día sigue vigente y que podéis conocer en el siguiente enlace:
http://anandamaitreya.ning.com/ entre otras muchas actividades.
Supone una experiencia tan extraordinaria que te marca de por vida. Aunque sé que no soy la única, pues todo el que la ha conocido en profundidad y ha sabido ver la pureza de su corazón, no tiene por menos que dedicarle el reconocimiento que bien merece.
Emilia, eres ejemplo a seguir. Ojalá, algún día, pueda llegar a ser como tú.


(En la imagen: Emilia haciendo yoga)

viernes, 2 de julio de 2010

EL ANIMAL QUE ES DOS VECES ANIMAL

No me cabe la menor duda: el animal que es dos veces animal es el hombre. Sí, el ser humano, quien presume de inteligencia y a veces se comporta como la más cruel de las bestias. Hace unas semanas emitieron por televisión unas imágenes estremecedoras donde se apreciaba claramente cómo un grupo de jóvenes se ensañaban con una vaquilla durante las fiestas de un pueblo malagueño. Y aquí me tienen, retomando un tema que me indigna sobremanera. Porque una cosa es hacer un quiebro y otra muy distinta quebrar al animal a base de golpes, zarandeos y toda clase de vejaciones hasta terminar con su vida.
En pleno siglo XXI, en una época caracterizada por la globalización y la tecnificación avanzada de los medios de producción, el transporte y las comunicaciones, existen festejos donde se tortura públicamente a animales en un espectáculo bochornoso que pretenden declarar Bien de Interés Cultural: los toros. La muerte de un toro en una plaza es lenta y agonizante, y, al contrario de lo que se cree, no se trata de una lucha entre hombre y bestia al estilo de los antiguos gladiadores, pues el toro sale al ruedo sin ninguna oportunidad de salir “vencedor”.
En 1980, la UNESCO, máxima autoridad mundial en materia de cultura, emitió su dictamen al respecto: "La tauromaquia es el vanal arte de torturar y matar animales en público. Traumatiza a los niños y los adultos sensibles. Agrava el estado de los neurópatas atraídos por estos espectáculos. Desnaturaliza la relación entre el hombre y el animal. En ello, constituye un desafío mayor a la moral, la educación, la ciencia y la cultura. La cultura es todo aquello que contribuye a volver al ser humano más sensible, más inteligente y más civilizado. La crueldad que humilla y destruye por el dolor jamás se podrá considerar cultura. Precisamente por ello, los toreros y sus cuadrillas suelen provenir de las capas más desfavorecidas de la población donde la incultura es mayoritaria."
Sin embargo, en el extranjero España se ve representada por el símbolo del toro y aquí lo consideran nuestra enseña. Existen una cantidad indefinida de pueblos cuyas fiestas no se conciben sin la presencia de encierros, suelta de vaquillas, becerradas y festejos mixtos. Más de 140 pueblos de Teruel, Tarragona, el delta del Ebro y Castilla y León apuestan por el “toro embolao”, tradición que termina provocando quemaduras en los ojos y otras partes del cuerpo del animal. Y en Valladolid tenemos el famoso toro de la Vega, fiesta declarada de interés turístico nacional desde 1980 donde decenas de lanceros persiguen a un morlaco, el que, entre el estrés y las picas, debe morir finalmente atravesado por una lanza.
Por fortuna, en algunos sitios la concienciación social y la crisis se unen obligando a rectificar algunas tradiciones seculares. En Manganeses, Zamora, era tradición arrojar una cabra desde el campanario sobre una lona, costumbre que ha sido sustituida por un peluche. Y en Coria, durante las fiestas de San Juan, disparaban al toro unos dardos llama
dos “soplillos” que se le clavaban en cuerpo y cabeza. Y de esta forma, tras horas de acoso, el ensangrentado animal era rematado de un tiro y le cortaban los testículos. Afortunadamente, el Ayuntamiento vetó estas prácticas el año pasado.
Otra forma de maltrato animal nacida de la insensatez humana es el abandono. La Fundación Affinity, en 1988, con el objetivo de intentar mejorar la situación de discriminación e infravaloración que vivían los animales de compañía por entonces en España, así como propiciar la reflexión sobre las causas y las consecuencias del abandono, inició la campaña: NO LO ABANDONES, ÉL NUNCA LO HARÍA. Pero a día de hoy, pese a todo esfuerzo, con la llegada del tiempo estival, año tras año siguen abandonándose en las carreteras, a la espera de un trágico final, cientos de animales. Por desgracia, ni la concienciación ni las sanciones, por elevadas que éstas sean, son un remedio eficaz.
A veces quisiera creer que las noticias que salen en prensa sobre maltrato animal son mentira, pero tampoco son de extrañar en un país donde este hecho se contempla con indulgencia, muchas veces respaldado por la tradición o las costumbres. A la caza se le llama deporte, el toreo está considerado un arte, y, aunque de forma clandestina, las peleas de perros y de gallos están a la orden día. Y una muestra de ello la tenemos en un clic en la web:



Donde se recogen las últimas noticias sobre la crueldad cometida con animales a nivel nacional. Les advierto que tanto las imágenes como el texto que las acompaña pueden herir en sumo grado la sensibilidad.
Para finalizar, una reflexión centrada en la educación que recibimos de niños: si nuestros mayores apoyan estas tortuosas fiestas, nos llevan a ellas y nos enseñan que no pasa nada por humillar y matar por diversión, asimilaremos que la violencia es buena y seremos violentos. Deberíamos evolucionar como especie y respetar tanto la naturaleza como todo de lo que se compone, pues todo es vida y nosotros, los seres humanos, simplemente somos una parte de esa vida, no su totalidad. Al no respetar la naturaleza no nos respetamos a nosotros mismos. Y así nos va.
Que nadie se aferre a excusas absurdas: existen tradiciones condenadas a desaparecer porque no hay justificación para el maltrato y la tortura. Todo lo que sobrepasa los límites de la inteligencia, daña la sensibilidad y no se corresponde con una sociedad sana y equilibrada en todos los sentidos, simplemente… no tiene razón de ser.