Con
motivo del Día Internacional de los
Museos, la directora de la Casa de Cultura de Pilar de la Horadada, doña
María García, junto al concejal de Cultura, don Benjamín Fraile, tuvieron la
gentileza de invitarme a la exposición de Obras de Arte que la Concejalía de
Cultura organizó ayer tarde. Acto que también contó con la presencia y
participación del señor alcalde, don Fidel Ros.
Y yo,
que me declaro una enamorada del arte en todas sus facetas, tuve el enorme
placer y la gran oportunidad de asistir y comentar una de mis obras de arte
favorita desde la adolescencia… Cursaba 2º de F.P. cuando un profesor me
propuso leer: “El regreso del Hijo Pródigo.
Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt“ De Henri J. M. Nouwen. Y la
profunda pintura, de un amplio simbolismo, me cautivó. Por eso no lo dudé:
escogí esa obra porque expresa como pocas que “el amor (el verdadero amor) no
cambia cuando encuentra el cambio”. Y a continuación veréis porqué digo esto.
ORIGEN DEL CUADRO "EL REGRESO DEL HIJO PRÓDIGO" DE REMBRANDT
El regreso del hijo pródigo es la representación pictórica de la parábola evangélica del hijo pródigo, en la cual el menor de dos hermanos, después de pedir a su padre la parte de la herencia que le correspondía y de haberla dilapidado llevando una vida disoluta, lejos del hogar, se presenta ante él arrepentido y recibe su amoroso perdón. El hermano mayor, quien llevaba una vida ejemplar al lado de su padre, reprende a éste por acoger al perdido de su hermano, quien además le brinda una cálida acogida recibiéndolo con los honores propios de un príncipe…
La exposición de ayer consistió en un análisis
técnico del cuadro y sus elementos, pero yo aquí quisiera profundizar e ir un
poco más allá de lo que capta la retina con una reflexión personal sobre la
genial obra.
MI VISIÓN SOBRE EL CUADRO “EL REGRESO DEL HIJO PRÓDIGO” DE REMBRANDT
Yo
creo que en esta parábola donde Jesús plasmó el significado del perdón y la
misericordia de un padre por excelencia, pretende mostrarnos las tres edades del hombre. ¿Cuántos
serán, de los que viven inmersos en la locura y desenfreno propios de la
mocedad, los que se vean representados en la figura del hijo menor?
A cierta
edad, con la llegada de la madurez y atesorando ya cierta experiencia, ¿cuántos
procurarán dar ejemplo a sus hijos con la misma postura de rectitud, justicia y
equidad del hermano mayor, despreciando el mal ejemplo de otros “hijos menores”
mientras evitan verse a sí mismos retratados, años atrás, durante esta
irreflexiva etapa de sus vidas?
Y la entrañable postura del padre, ese anciano curtido por los años,
henchido de experiencia, quien ya ha pasado por las etapas anteriores y, tal
vez por eso mismo, comprende y perdona el error sin condenarlo ni recurrir al
castigo, y acoge con misericordia y amor sin perder el tiempo que le resta en
discursos absurdos. Su mejor discurso en esta etapa final de su vida es, sin
duda, su gesto, el que cala más hondo en ambos hijos que el más profuso sermón.
Sobran las palabras.
HIJO MENOR: el hijo que marchó, despreciando a su padre al pedir su
herencia aún en vida de éste, ha regresado arruinado, vestido con harapos como
la miseria que deja atrás. Su personaje nos enseña que toda la gloria del mundo
es gloria vana, pues todo lo dejó por ir en busca de esas cosas que acaban
terminándose tarde o temprano: riqueza, fama, juventud… Sólo la sensatez lo ha
devuelto al mundo real.
Este personaje me lleva a otra reflexión paralela: ¿a quién
pertenecemos realmente, a Dios o al mundo? Considero a ésta una buena pregunta.
Pues, nos guste o no, como el hijo pródigo terminaremos buscando ese abrazo,
ese perdón y esa misericordia al final de nuestra vida por mucho que luchemos
en pensar lo contrario.
HIJO MAYOR: representa la rectitud y la sensatez. La perfección y la
formalidad. Muchos quieren verlo frío y distante, pero, ¿tal vez su postura en
el cuadro no es la del que ha aprendido una lección? ¿Hubiera acogido él a su hermano
de no vivir su padre? Ni de una forma ni de otra. ¿Nadie se ve reflejado en su
personaje? ¿Alguna vez nos hemos comportado como jueces adoptando esta misma
postura? Sin embargo, aprende de la postura de su padre, observa la sabiduría
que le falta, los años aún no vividos. Su padre le enseña que ha llegado el
momento de perdonar, no de juzgar, pues el castigo ya lo lleva el hijo menor a
sus espaldas. Por su misma conducta ya recibió su merecido. Y el hijo mayor
necesita del mismo abrazo que su hermano, pues él también se ha equivocado
al juzgar a éste.
PADRE: conmovedora
representación del amor incondicional. Representa la sabiduría y la
experiencia. El padre concentra la mayor luminosidad del cuadro en
representación de aquellas palabras: “Yo
soy la luz del mundo para que nadie se pierda”. Y todo lo que concierne a
la luz es Verdad, es Guía, es Perdón, es Experiencia, Misericordia y Amor.
Y como nota final, dar una escueta
pincelada sobre la vida del genial artista: sólo decir que si se tienen en
cuenta las desgracias que fue sumando a lo largo de su vida, quizás tenía
necesidad de un abrazo de Dios como el de la parábola evangélica. Seguramente
falleció teniendo delante la esperanza de esta misericordia.
Este cuadro me impresionó mucho y se me quedó grabado desde la primera vez que lo vi. Tu reflexión y observaciones sobre el mismo me parecen muy acertadas e iluminadoras: "tu luz" nos hace ver la LUZ del cuadro. Y esa LUZ nos señala el camino que nos conduce al AMOR. Gracias, Rosa, una vez más, por la luz que nos regalas desde este tu blog.
ResponderEliminarLa luz de la reflexión depende de nuestra observación y es proporcional al interés que esa cosa, persona u objeto despierta sobre nosotros.
ResponderEliminarY sobre la enseñanza de la parábola en la que se inspiró el autor del cuadro: queda claro que sólo el camino del BIEN, del PERDÓN y del AMOR nos conduce a la verdadera dicha y al acierto.
Un abrazo y gracias por la LUZ que aportas a este blog con tu comentario.
¡No paras! ¿Ves lo que enseñan los profesores? ¿Qué haríamos sin ellos? :-D
ResponderEliminarYo no tengo mucho tiempo para museos este fin de semana, tengo que estudiar alemán, que tengo el examen final el viernes.
Un abrazo:
Ana
Estoy aprendiendo de ti, Ana, no sabes cuánto... ;)
ResponderEliminarQue te vaya bien el viernes, que lo tienes chupao, seguro.
Saludos!
Rosa, cómo me alegro de que eligieses ese cuadro que es un canto al amor y una lección para quienes, a veces, en nuestra rectitud, no pensamos que el otro actuó bien o mal pero que lo hizo movido por su afán de vivir aventuras pero que, al fin, se da cuenta que debe regresar a Casa, junto a los suyos.
ResponderEliminarBueno, gracias por querer hacer reflexionar sobre toda una lección que sigue muy viva hoy día.
Mil besos de luz.
Sí, Alberto, este cuadro habla de una historia que se repite siempre: se dio ayer, está pasando en este mismo momento y ocurrirá mañana.
ResponderEliminarDe jóvenes, en nuestro afán por disfrutar y vivir la vida sin mirar atrás, cometemos errores... Luego viene la madurez y, tal vez, nos avergonzamos interiormente por los errores cometidos, pero ya sólo nos sirve como experiencia.
No deberíamos ser muy duros con quienes están en esta primera etapa, experimentando y equivocándose continuamente... Ojalá, actuásemos como el padre a partir de ahora. Ojalá echaramos mano del amor al tener que corregir o acoger a otros.
Un saludo luminoso para ti.
Cuanta razón tienes amiga, en todo lo que escribes...la verdad es que cuesta a veces tener la compasión necesaria para perdonar, pero cierto también que un padre debe reflexionar y perdonar, a aquella persona que después de equivocarse pide una 2ª oportunidad, conmovedor tu análisis.
ResponderEliminarGracias por hacerme disfrutar una vez mas. ójala la gente se fijase mas en cuadros como éste y en testimonios como el tuyo, porque segúramente la paz mundial estaría muy cerca.
Entrañable comentario, Fran. Sabía que tu alma de artista sabría ver y valorar los múltiples simbolismos de esta obra.
ResponderEliminarQue no dejemos de observar y analizar cuanto nos rodea con el respeto del padre... y no con la mirada crítica del hijo mayor.
¡Saludos!
Lo hiciste muy bien que lo vi en directo.
ResponderEliminar¡Ah, y muy GUAPA!
Un beso enorme
Tú hija Miriam
Muchas gracias con su colaboración podré hacer un buen trabajo en mis clases. Feliz día
ResponderEliminarinspirador... toda la gloria sea del Señor, que me hizo leer esto hoy, ahora
ResponderEliminarinspirador... lograste que me viera en el cuadro... toda la gloria sea del Señor, que me hizo leer esto hoy, ahora
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