Cuando
escribí ‘El Maestro de Nazaret’ no lo hice con la intencionalidad de escribir
un libro, sino con la remota ilusión de ganar un concurso de narrativa breve
que una editorial de Ponferrada organizaba desde un renombrado periódico de
tirada nacional. Como la motivación para un escritor es algo tan fundamental
como la imaginación, mi acicate fue presentarme al certamen con la finalidad de
destinar el premio a una causa benéfica en el caso de resultar ganadora. Y así fue
como mi primera novela empezó a coger forma…
Un
mes más tarde, una llamada de la editorial renovó mis expectativas: aquel
relato que había escrito, principalmente con el corazón, había quedado
finalista. Y como sólo se vence a quien se rinde, aunque no había ganado, me
quedaba la opción de apostar por la auto edición… una propuesta de la editorial
tan inesperada y atractiva como costosa.
Si
alguien me pregunta qué pretendo transmitir con ‘El Maestro de Nazaret’, mi
respuesta es directa y sencilla. No se trata de una biografía más sobre la vida
de Jesús. Los relatos evangélicos han dejado constancia del trato cercano y de
compañía, de amistad, podemos llamarlo, que Jesús mantuvo con mujeres que le
seguían y estaban con él. Es más, es una mujer quien le unge derramando un
frasco de perfume sobre su cabeza y de la que el Maestro afirma solemnemente: “Os aseguro que en cualquier parte del
mundo en que se anuncie esta buena noticia, será recordada esta mujer y lo que
ha hecho”. (Mt 26,6-13) A partir de la lectura de este pasaje, tuve claro,
como si de un mensaje espiritual se tratara, que debía escribir sobre la
generosidad y entrega de aquella mujer. Paralelamente a esto, son variados los
pasajes que recogen el trato que mantuvo con ellas: “Después de esto, Jesús caminaba por pueblos y aldeas predicando y
anunciando el reino de Dios. Iban con él los doce y algunas mujeres que había
liberado de malos espíritus y curado de enfermedades: María, llamada Magdalena,
Juana, mujer de Cusa, Susana, y otras muchas que le asistían con sus bienes.”
(Lc 8,1-3) Y son las mujeres las que siguen junto a él cuando muere en la cruz,
cuando es sepultado y cuando resucita: “Algunas
mujeres contemplaban la escena (de la crucifixión)… que habían seguido a Jesús
y lo habían asistido…” (Mc 15,40-41).
Y
como el mayor de todos, es aquel que sirve a los demás, mi intención desde el
principio fue esa: sacar del anonimato a una de esas mujeres dándole un nombre
propio y dotándola de un rostro visible: Sarah.
Ella nos da su testimonio de fidelidad y de amor hacia su Maestro. Por eso, ‘El Maestro de Nazaret’ habla
de lealtad, sacrificio y emoción. No se trata de un auto religioso donde Jesús
termina, tal cual sucedió, cruelmente crucificado. ‘El Maestro de Nazaret’ pretende
ir más allá: habla de reconciliación, de resignación, conformidad, fe y
esperanza. Habla de respeto hacia la figura y voluntad del Maestro. Y del digno
trato que éste mantuvo con las mujeres y los más desvalidos, según los
evangelios: cercano y compasivo, comprensivo y cordial… Dios hecho hombre.
Llegó
la hora de la cosecha. La semilla fue plantada hace ya más de tres meses… y,
por fin, tras largas horas de ensayo, tras incontables encuentros y toda la
ilusión y concentración volcada en el desarrollo de un trabajo impecable, la
obra de teatro ‘El Maestro de Nazaret’ ha cogido forma. Y significa todo un
lujo y un honor para esta humilde servidora vuestra que una historia tan
sencilla, pero sentida palabra por palabra, haya pasado a formar parte del
patrimonio de la Semana Santa pilareña. No puede haber nada mejor.
¿Qué
puedo decir a estas alturas que no haya dicho ya? Son incontables los sentimientos
de sorpresa, emoción y gratitud que se han despertado en mí al ver el esfuerzo
de tantas personas volcadas en llevar al teatro a mi ‘Maestro’. Quienes me
conocen saben de mi enorme admiración y fervor hacia el estupendo grupo de actores
y actrices que dan vida a la obra. Mi más sincero agradecimiento a quienes han
colaborado, de una forma u otra, en su puesta en escena, difusión y publicidad.
Gracias a todos por la ilusión, por la entrega, por tan buena actitud. Gracias
a Ramón Buitrago por ser el precursor de la idea de pasar la novela a teatro. Gracias
al director de la obra, José Antonio Navas, nuestro Jesús particular, por tanta
entrega y pasión. A Mª Carmen Villaescusa por ser la presidenta de la Junta
Mayor de Cofradías y Hermandades a quien se le ha hecho entrega de la obra, por
su colaboración e interés. A Rafael Mellado por la excelente exposición
fotográfica que estará expuesta hasta fin de mes en la Casa de Cultura y
mediante la que colabora de la manera que mejor sabe hacerlo.
Quisiera
terminar dedicando mis últimas palabras a Pilar López y a su brillante interpretación.
Pilar da vida a la Sarah del relato de una manera tan real como espectacular,
convirtiéndose, a mis ojos, en la verdadera Sarah de aquel Israel del Siglo I
que se enfrentó con valentía y fidelidad a grandes y poderosos por el amor
incondicional profesado hacia su maestro. El mismo amor que, a día de hoy, sigue
manifestándose a través del cuerpo, la inteligencia y la belleza de nuestra estelar
actriz. Gracias Pilar por darlo todo y por tanto recibido.
Fotos: Rafa Mellado
Fotos: Rafa Mellado
Figura grande, qué gusto dar dejar comentarios por aquí. Tanto tiempo hace... Por mucho que Facebook gane terreno, este blog, los blogs, siempre tendrán su simbología y magia, su lugar. Por lo que nos han dado.
ResponderEliminarY sí, señora. No podía estar mejor dicho y escrito. Sin el apoyo de gentes tan buenas, como tú, uno no es que no sea nada, pero es muy poco. Las personas a las que aludes en tu artículo, con su buen hacer, han hecho posible el milagro de estar a tu lado.
De la obra y su contenido, qué decir. Que refleja muy bien lo que quiso ser Jesús, ese Jesús en el que tú y yo creemos, un Jesús de Amor, entrega, humildad y sencillez. Y Sara, su protagonista, no deja de ser un trasunto de lo que tú eres: generosa, sencilla y buena. Por aquello de poner un poco de humor, diríamos "buena tía" y "tía buena" (en cada caso con su tono correspondiente, jejeje.).
Bueno, pues eso... por muchos más éxitos y momentos como el del sábado, por muchos encuentros y muestras de amistad y generosidad, de ésos que tú tan bien sabes crear.
Besos emocionados de cieguito privilegiado por saberse objeto de tu recuerdo.
Siempre adelante y ya sabes... "lo único que crece en esta vida cuanto más se da, en vez de perderse, es el Amor" y "por los pequeños detalles se conocen a las grandes almas, como la tuya".
Chao, bacalao y cuidado con los eslabones perdidos. jejejej.
Extraordinario Alberto: muchas gracias por tus palabras siempre cargadas de cariño, alma y simpatía. Con amigos como tú el triunfo está asegurado, amigos de los que aprender y con los que seguir creciendo en todos los sentidos. Lo hacéis todo muy fácil, de verdad. Mi gratitud es eterna para con vosotros.
ResponderEliminarUn abrazo emocionado y sí, hasta muy pronto, amigo del alma.
Sí, creo que Alberto tiene razón, los blogs son algo especial.
ResponderEliminarMe alegro de que todo haya salido bien y el esfuerzo haya valido la pena.
Un abrazo.
Muchas gracias, Ana!! Y ya sabes, Alberto llega hoy a tierras murcianas y presenta su libro este sábado en el C.C. Dos Mares, ¿te lo vas a perder?
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Una vez más ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarSi supiera, te mandaría un vídeo de TED que coincide contigo en el papel trascendental
de las mujeres con el Maestro, en el tiempo del Maestro y en la posterior difusión y de conservación de su doctrina
Deu vos guard
Gracias, Rafael!! Lo veré encantada.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.