Cuando
dices que no puedes, tal vez no te hayas detenido a pensar que tú eres capaz de
cualquier cosa. Fíjate bien. Cada vez que echaste la vista atrás, hacia el
pasado, necesariamente tuviste que darte cuenta que la historia de la humanidad
encierra en sí misma un poderoso mensaje de gloria, superación y grandeza. Si
pueblos como el egipcio, por citar una de las civilizaciones primitivas más
fascinantes, sin apenas contar con las herramientas necesarias para ello y seguramente
ataviados con lo más básico, consiguieron levantar monumentos que son, según
especialistas en la materia, imposibles de erigir sin la tecnología con la que
hoy contamos… tú eres capaz de conseguir lo que te propongas.
No
renuncies a un proyecto, grande o pequeño, ni por miedo ni por nada. No te
prives a ti mismo de la oportunidad de conseguirlo. Tal vez necesites tiempo o
paciencia. Pero recuerda que si está en tu mente, puedes convertirlo en
realidad. La mayoría de personas que abandonan una idea, un proyecto, un
objetivo o un sueño, normalmente, lo hacen influenciados por la impaciencia y el
pesimismo. O tal vez por un mal consejo, como diría Mark Twain, de ‘gente
pequeña que trata de empequeñecer tus ambiciones’. Recuerda siempre que sin
constancia y esfuerzo no habría nada: ni cine, ni literatura, ni avances
tecnológicos y médicos… no habría progreso. Por lo tanto, si tienes el talento
para llevarlo a cabo, y el coraje de trabajar sin descanso hasta conseguirlo,
será tuyo.
Cuando
dices que no puedes, debes saber que la vida es amable con quien lucha y
persevera. Nadie está hablando de que sea cómodo o fácil. Nadie está hablando
de éxitos inmediatos. Sólo te digo que si trabajas con disciplina, dedicación y
método, es imposible que se te resista algo. Si pones toda tu ilusión y
entusiasmo en un proyecto, es imposible que no te vaya bien. Porque cuando
dices no puedo, puedes siete veces más. Sólo se trata de ser constante y no
perder la confianza en uno mismo.
Cuando
dices que no puedes, estás enviando una orden muy poderosa a tu cerebro, el que
la procesará como si se tratase de ordenador, recordándotelo, más tarde, y cada
vez que lo intentes… como bien dijo mi adorado Cabral. Porque cuando dices ‘no’
a aquello que tanto anhelas, no estás teniendo en cuenta el gran potencial que
se encierra en tu interior para conseguirlo. Recuerda que todo llega y nunca el
tiempo es perdido.
Te
he hablado otras veces de él, por eso estoy segura de que lo recuerdas. Mi
amigo Alberto Gil, licenciado en Historia, es técnico de biblioteca en la ONCE
y un excelente escritor y rapsoda. No es admirable su capacidad para conseguir
cuanto desee porque sea ciego total. No es paradigma de superación ni arquetipo
y modelo de constancia y tesón por eso. Su ceguera no le concede ningún
privilegio, sino todo lo contrario. Es su espíritu de lucha quien le da alas
para volar alto. Para viajar constantemente, escribir libros, hacer
presentaciones y estar siempre a la última en todo gracias a los avances
tecnológicos de los que se preocupa en estar al día.
Alberto
me ayuda, me apoya y aconseja constantemente. Su filosofía y sus ganas de vivir
y superarse son contagiosas, y esa misma energía y entusiasmo me sirven de
impulso y acicate para conseguir también mis objetivos. Es más, me envía
interesantes noticias sobre personas que, pese a sus diferentes discapacidades,
destacan en aquello que más les gusta superando toda clase de obstáculos,
físicos o administrativos. Por sensibilizar, por conciencia, por esa tendencia
suya por transmitir valores y compartir aquellas cosas que verdaderamente
importan. Sin tratar de esconder el hecho de que, a veces, estas personas (tal
vez con mayor frecuencia de la que podamos pensar), también se topan de bruces con
el fantasma del desánimo y la frustración. Claro que sí. Pero precisamente eso
debe de ser lo que les lleva a seguir al pie de sus luchas diarias. Sin tiempo
para lamentaciones. Huyendo de la lástima y la autocompasión... Un aplauso para
ellos.
En
pago por el cariño y la entrega incondicional que recibo por parte de Alberto y
de tantas otras personas que me acompañáis y me dais vida, sólo puedo decirte,
querido lector, que tú sí puedes y merece la pena. Que no cejes nunca en tu
empeño. Que cuando unas puertas se cierran, otras se abren y lo importante es
seguir ante ellas. Como el protagonista de una reciente noticia, por citar un
caso, Clinton Sumner, un ciclista ultrafondista de 33 años que se ha propuesto
recaudar fondos para una niña gallega que sufre un retraso generalizado del
desarrollo debido a una ‘ataxia cerebelosa no filiada’. Este audaz deportista
no correrá la vuelta a España, hará algo de mayor valor, recorrerá 1.000 kms de
asfalto, sin asistencia externa, sólo por solidaridad. Más de 70 horas
pedaleando sin parar por una buena causa y porque nunca se dijo ‘no’ a sí
mismo.
‘El
principito’ de Antoine de Saint-Exupéry nos enseña: “Es una locura odiar a
todas las rosas porque una te pinchó, renunciar a todos tus sueños porque uno
de ellos no se realizó’. Así que ya sabes, cuando dices que no puedes, puedes
siete veces más. Tú puedes. Tú vales. Y sé de buena tinta que vas a
conseguirlo.
Horadada Información
Septiembre de 2014
Rosa Sánchez, es un orgullo y un honor que me menciones en él, más aún por lo que significa. Cuando lo escribiste nada hacía pensar que fuera a acabarse, pero lo hiciste y lo hiciste bien. Quedarán los buenos momentos, lo que fuiste sembrando a través de tus palabras esenciales y tu implicación. Tú puedes, lo vales y lo mereces. Puedes y mereces emprender un nuevo ciclo de ilusión, paz y conciencia. Por mucho que uno lo supiera, leer esto aquí y ahora emociona mucho. El dolor pasará, la apatía pasará, la incertidumbre pasará. Quedará la conciencia, el bien hacer y la ilusión. Quedará por siempre nuestra amistad, fuerte, férrea y unida. Con ella, conseguiremos que haya un tiempo en que tu voz vuelva a brillar y tus ojos llameen con las brasas de esa alma grande que impregna todo tu ser. Con mucho cariño... ¡adelante! ¡Siempre adelante! Mereces ser feliz y hacernos felices a quienes te queremos de corazón. Besos de luz.
ResponderEliminarEstimado Alberto. Figura grande, entrañable y querida. Sabes que cuando se habla de ti, una se queda corta por mucho empeño que se ponga en ser fiel a hechos y sentimientos. Sabes que suelo decir que a veces las palabras están sobrevaloradas. Bien pudiera ser éste el caso. En este momento, sé que un simple abrazo podría transmitir mucho más que mi mensaje. Sí. La gratitud más grande se puede expresar desde el silencio. No todo se puede describir. A veces no. El amor es un sentimiento y se alimenta de hechos. Por eso me queda la sensación de que nunca podré expresar con palabras lo mucho que te debo, admiro y valoro.
ResponderEliminarLa historia es la que es aunque, muchas veces, prefiriésemos cambiarla. Hay cosas que no se pueden borrar, pero sí superar, sí aprender de la experiencia. Estamos en una escuela donde hay que convivir con personas de todas las clases, condiciones y niveles. El mayor reto se encierra ahí. Vamos a por él.
Otra vez juntos, en una nueva batalla, nuevos conflictos donde el interés y el egoísmo iban impregnados del delicioso, pero falso, aroma del amor y la amistad. Los mecanismos del mal, como la mentira y la manipulación, siempre están ahí pero no son eternos. La Verdad, que es una madre amorosa y siempre se acompaña de la justicia, es perseverante y siempre acaba imponiéndose. No importa, amigo mío, todo es aprendizaje. Doña Vida es una buena maestra y nos enseña que sólo es cuestión de tiempo que situaciones y personas terminen desenmascaradas y en el sitio que les corresponde. Gracias a Dios.
El amor es la clave. Con amor todo se puede. Y un espíritu noble debe hacerse de respetar y, como tú decías hace poco, no debe mendigar nunca. Bajo ningún concepto. El amor es un regalo. La lección que yo he aprendido es precisamente ésa. Quien te quiere te busca, te encuentra y te valora. Todo lo demás es miseria. Y no hemos venido al mundo a mendigar y a vivir de miseria cuando corazones nobles se brindan continuamente con su comprensión, apoyo, cariño y entrega desinteresada. Gracias a Dios.
Nosotros podemos porque con amor la luz se impone sobre las tinieblas y siempre gana la batalla. Valemos porque nuestras intenciones son buenas y claros nuestros objetivos. Vamos a conseguirlo porque perdonaremos siempre y seguiremos en la lucha con conciencia, en espíritu y en verdad, nuestros mejores aliados.
Con todo mi cariño siempre mirando hacia ti. Un abrazo emocionado.
(No sé si el comentario anterior se ha guardado o ha desaparecido en el ciberespacio, si está repetido, borra uno.) Te decía que me gusta esa positividad y esperanza, sobre todo, en un mes como septiembre en el que empiezan tantas cosas y que puede animar a la gente a comenzar un nuevo proyecto que estaba aparcado.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Gracias, Ana! Siempre se está a tiempo de retomar algo, lo que sea, y llevarlo a cabo. Y, como tú bien dices, septiembre es buena época, ¿por qué no? Salimos del verano y, poco a poco, volvemos a la normalidad. Vamos a ver qué se presenta. Yo tengo algún que otro proyecto aparcado... ¿y tú?
ResponderEliminarPues unos cuantos, todos tenemos cosas que siempre decimos: "En septiembre (o en enero) lo hago", "cuando tenga tiempo lo hago"... Y el tiempo es ahora, ¿no? Que si no, se pasa la vida y no lo haces.
ResponderEliminarUn abrazo.