Luis Frontela, Médico Forense y Catedrático de Medicina Legal |
Mi parecer tras visionar el especial sobre el Caso Alcàsser en Cuarto Milenio.
Para empezar, un pequeño resumen de lo que se vio en el programa:
El periodista Juan Ignacio Blanco falleció el pasado 3 de julio sin
resolver uno de los misterios menos creíbles que rodean el caso Alcàsser:
la existencia de una cinta snuff donde aparecen las niñas siendo
torturadas por sus presuntos asesinos.
Francisco Pérez Caballero,
en directo desde Llombai, analiza sobre la zona el trayecto que marca
la versión oficial. Le parece totalmente inverosímil.
Fernando
García piensa igual que hace 27 años: no cree la versión oficial,
fundamentalmente, porque se resolvió el caso en tiempo récord y de la
forma más simple posible. Sigue exculpando del triple crimen a Antonio
Anglés y a Miguel Ricart. Sigue siendo el David contra Goliat de la
historia.
Comenta que el reportaje de Netflix, de mala fe, no emitió
partes de la entrevista que hubieran sido aclaratorias respecto a la
difamación pública a la que se vio sometido respecto al dinero de la
asociación que presidía.
Sostiene que el periodista y criminólogo
Juan Ignacio Blanco, efectivamente, le exhibió la famosa cinta pero le
recomendó que “no la viera”. Y le hizo caso.
También fue preguntado
por la persecución sufrida por su hija, meses antes de su desaparición y
secuestro, cuando estaba en el portal de su casa... sobre por qué no se
relacionó con el crimen. No supo decir porqué se descartó que hubiera
sido un hecho premeditado y sí casual y fortuito, como sostiene la
versión oficial.
Luis Frontela exhibió algunas fotos de la
alfombra en la que iban envueltos los cuerpos, el poco tiempo que tuvo
ocasión de analizarla, y repite lo que ya había contado en otras
ocasiones: que los trabajos de exhumación de los cuerpos y sus
correspondientes autopsias habían sido una auténtica chapuza, que
quienes los exhumaron no tenían ni idea de investigación criminal y que,
a día de hoy, no tiene noticias sobre las muestras que envió a analizar
puesto que en menos de 5 días recibió la orden de devolver el material
que había en la fosa objeto de su análisis. Así sin más.
La única
"novedad" que aporta es que, según sus investigaciones, todas las
pesquisas apuntan a que Anglés ni siquiera llegó a Madrid.
En
contraposición, Javier Martínez, un periodista de Las Provincias que
cubrió el caso y estuvo el día del levantamiento de los cadáveres,
defiende la versión oficial.
Ponen una entrevista radiofónica a
Juan Ignacio Blanco donde, entre otras cosas, explica el contenido de la
cinta... y reconoce sentir auténtico pánico por cuanto sabía.
Como colofón, y después de la larga espera, el testimonio de Carmen
Albert me deja fría. Se trata de la viuda de Juan Ignacio Blanco. Al
parecer, la entrevista se hace en su casa, bajo una iluminación extraña y
un maquillaje desfavorecedor. Esperaba algo concluyente por su parte.
Ella acompañó a su marido a las charlas sobre el caso. Es testigo de
primera mano de sus pesquisas. Pero afirma que “él no le contaba nada”,
que eran una “pareja de las de antiguas”. Que lo que “tenía que
entregar” dijo habérselo dejado al ministro de “aquella época”. Que si
se quedó una copia, ella no lo sabía. Es más. Juan Ignacio estuvo
enfermo, al menos, cinco años... por lo que le había dado más que tiempo
dejarse preparado lo que fuera... pero ella afirma que “no le dio
tiempo”, “que no tuvo la oportunidad” de “poner las cosas en orden, como
él quería” antes de fallecer... ¿Qué pasa aquí?
Según mi
parecer, Fernando no quiere "desmentir" a Juan Ignacio en honor a su
memoria. Reconocer que esa cinta no existió sería dejarlo como un vulgar
mentiroso y, en realidad, fueron amigos y se había desvivido por
resolver el caso. Tal vez, la invención de la supuesta cinta fuera una
estrategia para presionar a alguno de los implicados (Guardia Civil,
forenses, etc.); como un "as" en la manga inventado, quizás, con la
intención de mantenerlos lejos o, quién sabe, una forma de hacer creer
que sabían más de lo que en realidad decían.
Estoy con Fernando
García respecto a no creer la versión oficial, pero tampoco creo la
hipótesis de que gente famosa y de "élite" estén detrás del atroz triple
crimen. Creo que fueron personajes de menos peso. Ahí soy de la opinión
de Frontela, quien queda a la espera de pruebas objetivas para volver a
la carga. Y sigo sintiendo simpatía por Fernando, Juan Ignacio y
Luis... pero, desgraciadamente, la incógnita continúa...
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