lunes, 16 de septiembre de 2019

CUARTO MILENIO Y EL CASO ALCÀSSER


Luis Frontela, Médico Forense y Catedrático de Medicina Legal

Mi parecer tras visionar el especial sobre el Caso Alcàsser en Cuarto Milenio.
Para empezar, un pequeño resumen de lo que se vio en el programa:
El periodista Juan Ignacio Blanco falleció el pasado 3 de julio sin resolver uno de los misterios menos creíbles que rodean el caso Alcàsser: la existencia de una cinta snuff donde aparecen las niñas siendo torturadas por sus presuntos asesinos.
Francisco Pérez Caballero, en directo desde Llombai, analiza sobre la zona el trayecto que marca la versión oficial. Le parece totalmente inverosímil.
Fernando García piensa igual que hace 27 años: no cree la versión oficial, fundamentalmente, porque se resolvió el caso en tiempo récord y de la forma más simple posible. Sigue exculpando del triple crimen a Antonio Anglés y a Miguel Ricart. Sigue siendo el David contra Goliat de la historia.
Comenta que el reportaje de Netflix, de mala fe, no emitió partes de la entrevista que hubieran sido aclaratorias respecto a la difamación pública a la que se vio sometido respecto al dinero de la asociación que presidía.
Sostiene que el periodista y criminólogo Juan Ignacio Blanco, efectivamente, le exhibió la famosa cinta pero le recomendó que “no la viera”. Y le hizo caso.
También fue preguntado por la persecución sufrida por su hija, meses antes de su desaparición y secuestro, cuando estaba en el portal de su casa... sobre por qué no se relacionó con el crimen. No supo decir porqué se descartó que hubiera sido un hecho premeditado y sí casual y fortuito, como sostiene la versión oficial.
Luis Frontela exhibió algunas fotos de la alfombra en la que iban envueltos los cuerpos, el poco tiempo que tuvo ocasión de analizarla, y repite lo que ya había contado en otras ocasiones: que los trabajos de exhumación de los cuerpos y sus correspondientes autopsias habían sido una auténtica chapuza, que quienes los exhumaron no tenían ni idea de investigación criminal y que, a día de hoy, no tiene noticias sobre las muestras que envió a analizar puesto que en menos de 5 días recibió la orden de devolver el material que había en la fosa objeto de su análisis. Así sin más.
La única "novedad" que aporta es que, según sus investigaciones, todas las pesquisas apuntan a que Anglés ni siquiera llegó a Madrid.
En contraposición, Javier Martínez, un periodista de Las Provincias que cubrió el caso y estuvo el día del levantamiento de los cadáveres, defiende la versión oficial.
Ponen una entrevista radiofónica a Juan Ignacio Blanco donde, entre otras cosas, explica el contenido de la cinta... y reconoce sentir auténtico pánico por cuanto sabía.

Como colofón, y después de la larga espera, el testimonio de Carmen Albert me deja fría. Se trata de la viuda de Juan Ignacio Blanco. Al parecer, la entrevista se hace en su casa, bajo una iluminación extraña y un maquillaje desfavorecedor. Esperaba algo concluyente por su parte. Ella acompañó a su marido a las charlas sobre el caso. Es testigo de primera mano de sus pesquisas. Pero afirma que “él no le contaba nada”, que eran una “pareja de las de antiguas”. Que lo que “tenía que entregar” dijo habérselo dejado al ministro de “aquella época”. Que si se quedó una copia, ella no lo sabía. Es más. Juan Ignacio estuvo enfermo, al menos, cinco años... por lo que le había dado más que tiempo dejarse preparado lo que fuera... pero ella afirma que “no le dio tiempo”, “que no tuvo la oportunidad” de “poner las cosas en orden, como él quería” antes de fallecer... ¿Qué pasa aquí?
Según mi parecer, Fernando no quiere "desmentir" a Juan Ignacio en honor a su memoria. Reconocer que esa cinta no existió sería dejarlo como un vulgar mentiroso y, en realidad, fueron amigos y se había desvivido por resolver el caso. Tal vez, la invención de la supuesta cinta fuera una estrategia para presionar a alguno de los implicados (Guardia Civil, forenses, etc.); como un "as" en la manga inventado, quizás, con la intención de mantenerlos lejos o, quién sabe, una forma de hacer creer que sabían más de lo que en realidad decían.
Estoy con Fernando García respecto a no creer la versión oficial, pero tampoco creo la hipótesis de que gente famosa y de "élite" estén detrás del atroz triple crimen. Creo que fueron personajes de menos peso. Ahí soy de la opinión de Frontela, quien queda a la espera de pruebas objetivas para volver a la carga. Y sigo sintiendo simpatía por Fernando, Juan Ignacio y Luis... pero, desgraciadamente, la incógnita continúa...

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