El día 20 de Noviembre ha quedado institucionalizado como Día Internacional de los Derechos del Niño o Día Universal de la Infancia, un día para celebrar en el que no podemos olvidarnos de los miles de niños que todavía hoy malviven víctimas de la explotación laboral, en condiciones de pobreza extrema y a quienes se les niega toda clase de derechos; aunque, por desgracia, se trata de una historia archiconocida por cientos de españoles que crecieron en similares circunstancias hace algunas décadas. La mayoría de nuestros mayores todavía rememoran y dan testimonio de aquella infancia, tan lejana como presente, cargada de responsabilidades y marcada por la escasez y la necesidad. Una época donde los hermanos mayores cuidaban de los pequeños, se empleaba a los niños en todo tipo de tareas en una sociedad donde la palabra progreso no existía, el acceso a la cultura era un privilegio de unos pocos, y donde el hambre y las enfermedades hacían mella, sobre todo, entre el público infantil.
Y así es, aquellos episodios de miseria se siguen dando hoy en aquellas partes del mundo menos industrializadas, donde los avances médicos y tecnológicos sencillamente no llegan, y donde una mayoría de población malvive bajo el umbral de la pobreza. Y como siempre, los principales afectados son los que menos culpa tienen, porque la pureza de un niño no entiende de avaricia ni de intereses de ningún tipo. Y, sin embargo, ya nacen heredando el infortunio de sus progenitores.
Seguro que a muchos de nosotros, preocupados observadores de nuestro tiempo, hasta nos parece mentira que se haya tenido que dedicar un día para que no olvidemos que un niño no es solamente un ser frágil que necesita que se le proteja, sino también una persona que tiene el derecho a ser educada, cuidada y protegida dondequiera que haya nacido. Y no está de más añadir que también se trata de un ser humano que tiene derecho a divertirse, derecho a ir a la escuela, derecho a recibir cuidados médicos, derecho a expresarse y a alimentarse para garantizar su desarrollo en todos los aspectos.
Tampoco debemos pasar por alto que para un niño que disfruta de todos sus derechos, y que posee todo lo necesario a nivel material, es tan importante como esencial que se sienta querido y respetado en su entorno social. Porque a todo ser humano se le ha de procurar aquellas cosas que van más allá de lo material. Naturalmente me estoy refiriendo al plano afectivo: atención, amor, dedicación, reconocimiento… condiciones fundamentales para un desarrollo infantil completo y satisfactorio.
Recibo con gran ilusión la noticia de que el I.E.S Thiar, por tercer año consecutivo, vuelve a ser ejemplo de solidaridad, invitando a los miembros de la comunidad escolar (profesoras/es, alumnas/os y padres y madres de los mismos) a tomar parte activa en la carrera “Kilómetros de Solidaridad”. Esta iniciativa de la ONG Save The Children, donde cada corredor aporta la cantidad donada por su patrocinador, además de fomentar la afición y la estima por el deporte entre los jóvenes, y educar en valores, consigue que vean su participación recompensada al dedicar su esfuerzo y su aportación económica a una buena causa.
Con esta actividad la intención de Save The Children es cumplir con el 4º Objetivo de Desarrollo del Milenio y ayudar a reducir la mortalidad infantil en menores de 5 años en aquellos lugares donde la urgencia es mayor. Según las estadísticas, casi 9 millones de niños perderán la vida antes de cumplir los cinco años en 2009, el 90% por causas prevenibles y baratas de curar como la neumonía, la diarrea, el sarampión o la malaria. Cada uno de ellos tiene, en primer lugar, el derecho a sobrevivir. Sin embargo no todos los niños nacen con las mismas oportunidades. La meta del “Kilómetro Solidario” es simple: conseguir acabar con las muertes de niños por enfermedades curables. Y en términos escolares: un diez para todo aquel que crea que si el desarrollo avanza no debe hacerlo para unos pocos, sino para el bien de toda la humanidad.
Y así es, aquellos episodios de miseria se siguen dando hoy en aquellas partes del mundo menos industrializadas, donde los avances médicos y tecnológicos sencillamente no llegan, y donde una mayoría de población malvive bajo el umbral de la pobreza. Y como siempre, los principales afectados son los que menos culpa tienen, porque la pureza de un niño no entiende de avaricia ni de intereses de ningún tipo. Y, sin embargo, ya nacen heredando el infortunio de sus progenitores.
Seguro que a muchos de nosotros, preocupados observadores de nuestro tiempo, hasta nos parece mentira que se haya tenido que dedicar un día para que no olvidemos que un niño no es solamente un ser frágil que necesita que se le proteja, sino también una persona que tiene el derecho a ser educada, cuidada y protegida dondequiera que haya nacido. Y no está de más añadir que también se trata de un ser humano que tiene derecho a divertirse, derecho a ir a la escuela, derecho a recibir cuidados médicos, derecho a expresarse y a alimentarse para garantizar su desarrollo en todos los aspectos.
Tampoco debemos pasar por alto que para un niño que disfruta de todos sus derechos, y que posee todo lo necesario a nivel material, es tan importante como esencial que se sienta querido y respetado en su entorno social. Porque a todo ser humano se le ha de procurar aquellas cosas que van más allá de lo material. Naturalmente me estoy refiriendo al plano afectivo: atención, amor, dedicación, reconocimiento… condiciones fundamentales para un desarrollo infantil completo y satisfactorio.
Recibo con gran ilusión la noticia de que el I.E.S Thiar, por tercer año consecutivo, vuelve a ser ejemplo de solidaridad, invitando a los miembros de la comunidad escolar (profesoras/es, alumnas/os y padres y madres de los mismos) a tomar parte activa en la carrera “Kilómetros de Solidaridad”. Esta iniciativa de la ONG Save The Children, donde cada corredor aporta la cantidad donada por su patrocinador, además de fomentar la afición y la estima por el deporte entre los jóvenes, y educar en valores, consigue que vean su participación recompensada al dedicar su esfuerzo y su aportación económica a una buena causa.
Con esta actividad la intención de Save The Children es cumplir con el 4º Objetivo de Desarrollo del Milenio y ayudar a reducir la mortalidad infantil en menores de 5 años en aquellos lugares donde la urgencia es mayor. Según las estadísticas, casi 9 millones de niños perderán la vida antes de cumplir los cinco años en 2009, el 90% por causas prevenibles y baratas de curar como la neumonía, la diarrea, el sarampión o la malaria. Cada uno de ellos tiene, en primer lugar, el derecho a sobrevivir. Sin embargo no todos los niños nacen con las mismas oportunidades. La meta del “Kilómetro Solidario” es simple: conseguir acabar con las muertes de niños por enfermedades curables. Y en términos escolares: un diez para todo aquel que crea que si el desarrollo avanza no debe hacerlo para unos pocos, sino para el bien de toda la humanidad.
Titánica Lucha .
ResponderEliminar"Sin mí no podeis hacer nada "
Impresionante el dato que acaba de publicar la FAO sobre la mortalidad infantil. Aquí tenéis el enlace donde lo podéis comprobar: http://www.1billionhungry.org
ResponderEliminarY además se nos invita a unirnos para denunciar las injusticias que cometemos contra los derechos del niño. Pero por otro lado, creo que las denuncias, los manifiestos, las palabras... son insuficientes. Es necesario que ACTUEMOS y HAGAMOS ALGO POSITIVO para darles algo de lo mucho que tenemos y que en justicia les pertenece a todos los hambrientos de nuestro mundo.
Gracias, Rosa, por la lucecita que siempre encuentro encendida en tu blog.
1,2,3,4,5,6... ACABA DE MORIR UN NIÑO.
ResponderEliminarHola Rosa, nosotros formamos parte del 20% de los humanos que disponemos del 80% de los recursos del planeta y otro 20% tan sólo dispone del 1,5%; mientras el resto se conforma con lo que queda. Hay que renunciar pero son pocos los que están dispuestos a ello... no veo otra solución... Saludos,
ResponderEliminarPAZ Y AMOR para todos, sobre todo para ELLOS...