jueves, 29 de abril de 2010

EL INQUILINO DE LA 415

UNA HISTORIA QUE ME HA CONMOVIDO:
Parece un sugerente título para una novela de misterio, pero no lo es. Agapito Pazos había ingresado hacía mucho. En 1933. Hitler conseguía los plenos poderes, dimitía Manuel Azaña y en el dintel de la puerta del Hospital Provincial de Pontevedra encontraban un capazo en el que lloriqueaba un niño con problemas. Nunca más lo abandonaron. Y nunca más salió de aquel edificio. El hospital, con su trasiego de enfermos, iba a ser su hogar durante los siguientes 79 años. El sábado moría en su cama Agapito, el 'dueño' de la habitación 415, las cuatro paredes que fueron su minúsculo universo durante una vida larga que transcurrió en una escala distinta a la de los demás hombres.
Aquel niño abandonado de los años 30 con problemas motores en las piernas y en un brazo, discapacitado psíquico, iba a encontrar su vida en ese espacio. Una vida a su manera. La suerte (la poca que tuvo) quiso que aquel hospital fuera de beneficencia y que los médicos y enfermeros se ocuparan de él como una enorme familia. Más tarde, los tiempos modernos mandaron que su cama pasase a tener el uso normal para otros enfermos. Él no tenía porqué estar allí, aunque los médicos del propio hospital argumentaron que no podían sacarlo de aquel mundo. Tomó su tutela la Fundación Sálvora ( http://www.fundacionsalvora.org/ ), que se encarga del cuidado de discapacitados mentales en Galicia y gestionaba su pensión y sus cuidados.

Agapito creció junto a los demás enfermos. Primero, en habitaciones con veinte camas, después en una doble en la planta de Medicina Interna. Cuentan que, en todo ese tiempo, adquirió un sexto sentido para el estado de sus compañeros e incluso llegaba a avisar a las enfermeras cuando percibía el final en alguno de ellos. Con frecuencia, acertaba.
De los años 30 al siglo XXI, la vida cambió ahí fuera. El mundo entero se puso a viajar y a cruzar fronteras y casi todos los españoles sabían lo que era un avión. Mientras, Agapito seguía en la 415, un puñado de metros cuadrados en los que se sucedían los compañeros de cama, la enfermedad, la muerte y también la solidaridad, las amistades, el cachondeo. «Era un universo muy pequeño, minúsculo, pero era el suyo», dice Alfonso Zuloeta, el presidente de Sálvora, que apunta a que, con todo, «había placidez» en él. «Siempre se comunicó con el mundo».
Los trabajadores del hospital estuvieron a su lado. Admiten que Agapito era testarudo, alegre, que le agradaba estar con la gente y le «pirraban» el chocolate y el queso, sus dos vicios pequeños en su pequeño mundo. También tenía un miedo grande: le aterraban las gaviotas que se acercaban a su ventana, hacia la que tenía orientada la cama. Desde allí veía, en su particular manera de contemplar el mundo por aquella pantalla, el jardín del hospital en el que se sucedieron para él 79 primaveras y otros tantos otoños.

El único viaje para ver el mar

Excursiones al patio y por los pasillos en silla de ruedas fueron sus únicos viajes, hasta que un celador quiso que conociera el mar, la inmensidad azul a la que se asomó en A Lanzada, en Las Rías Baixas. El celador ya falleció, así que nadie puede describir semejante momento. Fueron sus únicas 48 horas al exterior, al margen de la visita que hizo al aeropuerto, por aquello de ver los aviones por la ventana.
Llevaba adelante su propia economía. Antes de estar tutelado por la Fundación Sálvora, guardaba lo que le daban los pacientes y los médicos. Aquellas monedas iban a parar a una caja fuerte que guardaba bajo la cama. Cuentan en el hospital que una noche, un compañero de habitación vietnamita se la robó. Más tarde, los médicos le regalaron otra con sistema de seguridad que mantenía atada con una cadena, como su tesoro.

El domingo, esos mismos médicos y tutores, los familiares de su mundo pequeño y enorme, los únicos que tuvo Agapito, le acompañaban en su última excursión, esta vez a su propio nicho en el cementerio de San Mauro y su cama ya la ocupa otro paciente. Todos se preguntan si fue feliz.

martes, 27 de abril de 2010

EDUCAR ES ENSEÑAR A VER




Excelente vídeo basado en reflexiones del pensador brasileño Rubem Alves.

“Educar es mostrar la vida a quien aún no la ha vivido. El educador dice: “¡atento, apunta!” El alumno lee la dirección apuntada y ve lo que nunca vio. Su mundo se expande, se ve más rico interiormente. Y sintiéndose más rico interiormente, puede sentir y compartir mayor alegría. Ésa es la razón por la que vivimos”.
“La primera tarea de la educación es enseñar a ver. Los niños a través de los ojos tienen el primer contacto con la belleza y fascinación del mundo. Los ojos tienen que ser educados para que la alegría aumente”.
“La educación consta de dos partes:
-educación de las habilidades.
-educación de las sensibilidades.
Sin la educación de las sensibilidades todas las habilidades se tornan sin sentido”.

“Los conocimientos nos dan medios para vivir; la sabiduría nos da razones para vivir”.
“Quiero enseñar a los niños, aún tienen los ojos encantados. Sus ojos están dotados de aquella cualidad que, para los griegos, era el principio del pensamiento… la capacidad de asombrarse al contemplar lo más simple. Para los niños, todo es maravilloso: un huevo, una lombriz, un caracol, el vuelo de las mariposas o los movimientos de las langostas, un cometa en el cielo, una peonza en la tierra. Cosas que los eruditos no ven”.
“En la escuela aprendí complicadas clasificaciones botánicas, taxonómicas, nombres latinos, ya olvidados; pero ningún profesor jamás llamó mi atención sobre la belleza de la manzana, lo curioso de las simetrías que muestran sus hojas.
Parece que en aquel tiempo, las escuelas estaban más preocupadas por hacer que los alumnos memorizaran palabras que en comprender las realidades que ellas representan. Las palabras sólo tienen sentido si nos ayudan a ver mejor el mundo. Aprendemos palabras para mejorar la vista”.
“Hay muchas personas con visión perfecta que nada ven… El acto de ver no es algo natural. Necesita ser aprendido. Cuando la gente abre los ojos, se abren las ventanas del cuerpo, y el mundo aparece reflejado dentro de la gente”.
“Los niños, sin hablar, nos enseñan las razones para vivir. No tienen conocimientos que transmitir. Su encanto es conocer lo esencial de la vida. Quien no cambia su manera adulta de ver y sentir y no se hace niño, jamás será sabio. Los niños y los filósofos tienen algo en común: hacen preguntas.”

domingo, 25 de abril de 2010

ENTREVISTA A UN MAESTRO: RAMIRO CALLE

-El arte de vivir en pareja parece muy difícil...

-Porque hay mucho amor falso, un amor que no es amor, sino manipulación, dominio, interés, egoísmo y narcisismo.

-Quería yo decir que, en todo caso, nos equivocamos mucho...

-Sí, porque nos dejamos llevar por la atracción física y sólo por ella.

-Ya: la ceguera del deseo...

-Sí. Y cuando el deseo se acaba, si no hay ternura, cariño, complicidad, se acaba todo.

-Recíteme los enemigos del amor.

-Los celos, el afán de posesión, el afán de dominio, la intolerancia y el pretender que el otro sea a nuestra imagen y semejanza.

-Subtítulo sugerente: «Saber asir, saber soltar». ¿Cómo asir?

-Con el verdadero amor: cuando el otro te importa más que tú.

-¿Y cómo soltar?

-Con gran generosidad. Si ves que no es feliz contigo, suelta a tu pareja. Si la quieres, dale la libertad. Puede ser feliz con otro.

-Casi hay tantos divorcios como matrimonios, ¿qué pasa?

-Lo hemos dejado todo en manos de la pasión y no se valora lo demás. Cambiamos de pareja como de coche.

-Pero, como es bien sabido, la pasión se acaba pronto...

-Por la monotonía. El verdugo de la pasión es la convivencia. Los amores imposibles son los únicos que duran mucho. No hay roce, sólo distancia.

-¿La clave de una buena convivencia, si es que existe o es posible?

-Vivir en diferentes pisos es una buena opción, pero más cara.

-Está de moda el «single», el solitario/a con relaciones esporádicas...

-Es una tendencia que va a más. Es una opción muy respetable vivir a base de amistades amorosas y episodios amorosos.

-Dicen que nace un nuevo concepto de pareja. ¿Cuál?

-Una en la que uno no le imponga al otro sus modelos, ideas y costumbres. No tenemos derecho a cambiar al otro.

-Dígame algo sobre la fidelidad...

-Hoy es muy difícil mantenerse fiel por la cantidad de oportunidades que hay para él y para ella. Creo en la lealtad más que en la fidelidad.

-Eso decimos todos, pero luego llegan los cuernos y...

-La fidelidad es propia de nuestra cultura. En otras no existe y les va bien.

-Elena Salgado hace Bikram, yoga a 42 grados...

-Es un invento americano nefasto, malo para el corazón. El Bikram es como los políticos: todo para el exterior y nada para el interior.

-Que nadie diga que no suda la crisis...


Con firma propia: Ramiro Calle
Profesión: maestro de yoga y escritor
Nació: en 1943 en Madrid
Le hicieron esta entrevista por su libro «El arte de la pareja» (Kailas). También acaba de publicar «Cuentos para confortar el espíritu» (Almuzara)

martes, 20 de abril de 2010

GHANDI


Por Mohandas Karamchand (Mahatma) Gandhi:

"Para buscar a Dios, no hay necesidad de organizar peregrinaciones, de encender lámparas, de quemar incienso o de besar la imagen de la divinidad. El está en el fondo de nuestros corazones. Si pudiéramos suprimir en nosotros toda conciencia del cuerpo, lo veríamos entonces cara a cara.

Dios no está ni en el cielo ni en el infierno, sino en cada uno de nosotros. Por consiguiente, podré ver algún día a Dios, si me consagro al servicio de la humanidad... Cuanto más me esfuerce en ser puro, más cerca me sentiré de Dios. ¿Y cuál no será esta proximidad cuando mi fe no se reduzca, como hoy todavía, a una simple justificación, sino que se haga tan inconmovible como el Himalaya y tan resplandeciente como la nieve que corona sus picos?

La fe es la que nos dirige a través de los océanos turbulentos. La fe mueve las montañas y nos transporta a la otra orilla del río. Esta fe no es más que una vida totalmente impregnada de certeza clara y consciente de que Dios está en nosotros. El que posee esta fe no desea nada más.

No podría entonces en mi interior pensar que la fe de mi vecino es inferior y desear que se convirtiese a mi religión. Si soy realmente un amigo leal, lo único que puedo hacer es orar para desearle que viva perfectamente de acuerdo con su propia fe. En el reino de Dios hay diversas moradas, y todas ellas son santas.

Por consiguiente, la tolerancia mutua es la regla de oro de nuestra conducta. En efecto, es evidente que nunca seremos todos de la misma opinión y que la verdad se nos presentará de manera fragmentaria según sus diferentes aspectos. La conciencia no nos habla a todos de una manera idéntica. Sin duda alguna, es un excelente guía para cada uno, pero querer imponer a los demás las reglas de nuestra conducta individual, sería una distorsión intolerable de la libertad de conciencia.

El Alá del Islam es lo mismo que el Dios de los cristianos y el Ishwara de los hinduistas. De la misma manera que en el Hinduismo hay diferentes nombre de Dios, así también hay en el Islam otros tantos nombres de Dios. Los nombres no significan individualidad sino atributos, y el hombre, en su pequeñez, ha tratado humildemente, de describir al gran Dios dándole atributos, aunque esté más allá de todo atributo y sea indescriptible, inconcebible e inmesurable.

Estoy más seguro de la existencia de Dios que del simple hecho de que tanto tú como yo estamos sentados en esta habitación. Me sería más fácil vivir sin aire y sin agua que prescindir de Su presencia...

El conocimiento de las cosas de Dios no se encuentra en los libros. Pertenece al terreno de la experiencia vivida personalmente. Los libros son, todo lo más, una ayuda; a veces son un obstáculo."

jueves, 15 de abril de 2010

LA VERDAD QUE UNIFICA A LOS MÚLTIPLES CAMINOS ESPIRITUALES



“El bien más grande que podemos hacer a otros, no es compartir con ellos nuestra riqueza, sino ayudarles a descubrir la propia”

B.Disraeli.

domingo, 11 de abril de 2010

CAZORLA MÁGICA...


"Captas la energía de las cosas si las miras con amor"

Bajo este lema, cámara en mano, me di una vuelta por la sierra de Cazorla, adentrándome en su interior, contemplando su belleza, descifrando su mensaje... e inmortalizando estas extrañas fotografías...

¿Qué os sugieren?













viernes, 2 de abril de 2010

EL GRAN NEGOCIO DEL EFECTO PLACEBO

En periódicos y revistas de todo tipo abundan anuncios donde autodenominados “tarotistas”, “videntes” o “curanderos” (por citar tres conocidos ejemplos, aunque se suelen anunciar con diferentes designaciones, huyendo así de la mala fama que se ha creado en torno a ellos) nos ofrecen sus servicios a previo cobro, por tarjeta bancaria o a través de una línea de pago, la elección es nuestra. Sobrecoge la seguridad que transmiten en sus mensajes, escuetos y directos, donde parecen tener la solución a todos nuestros problemas: “100% aciertos”, “amarres de pareja garantizados”, “primero pasado, después futuro”, “vidente desde niña”…
Y es que en el mundo del esoterismo, especialmente en el campo de la predicción, ya no existen secretos ni fórmulas mágicas. Los recursos que utilizan para generar confianza en el cliente son siempre los mismos: rodearse de misterio, actuar con presteza, tener cierta soltura dialéctica, transmitir seguridad y poseer cierta psicología, o sea, experiencia en el sector. Después, según el perfil del iluso consultante (quien, sin darse cuenta, se encarga de ir dando pistas sobre el problema que le preocupa así como otras cuestiones o circunstancias de carácter personal), parecen adivinar algunos aspectos del problema a tratar o parte de su futuro. Pero pensemos detenidamente: ¿cómo es posible que habiendo tantos portentos de la adivinación en nuestro país, capaces de solucionar toda clase de problemas a la carta, no ofrecen sus conocimientos de forma gratuita para resolver, por ejemplo, ciertos crímenes, o adivinar el paradero de las cientos de personas desaparecidas que a día de hoy existen en España? A raíz de esta reflexión me viene al recuerdo un episodio más o menos reciente de nuestra crónica negra: durante el secuestro de la niña Mª Luz Cortés sus padres recibieron varias llamadas por parte de adivinos ofreciendo sus servicios de forma profesional aprovechando la desesperación y el desconcierto. Por supuesto, servicios no gratuitos.
Evitando generalizar (ya que no se puede negar la posibilidad de que exista gente honrada con ciertas aptitudes o dones), también sería interesante señalar cómo estos superdotados juegan con las personas sencillas, fácilmente impresionables, manipulables, seguidoras de falsas creencias y supersticiones, que acuden a ellos. Un ejemplo conocido sería el caso del temido “mal de ojo”, uno de los “males” que goza de mayor popularidad y que más consultas llena a los curanderos. Su manifestación es conocida: el problema comienza cuando la persona achaca cualquier malestar o situación negativa a este supuesto mal, porque previamente se le ha hecho creer que es así, que alguien que le profesa cierta envidia se lo ha “enviado” y, por supuesto, se puede curar a través de alguien con el don adecuado. Entonces, se efectúa el milagro: la persona, tras visitar al curandero, y por el simple hecho de creer que le ha desaparecido, sana, mejora o empiezan a irle mejor las cosas. Pero realmente ahí no ha actuado nada ni nadie más que el denominado “efecto placebo”, un fenómeno común que consiste en que el sujeto experimenta una mejora gracias a la sugestión que le provoca su exposición a cierto ambiente o tratamiento inocuo, sin existir una mejoría real y, quizás, sin existir dolencia alguna. También podríamos considerar como efecto placebo el hecho de atribuir poderes milagrosos a ciertas cosas, como por ejemplo a un amuleto, o a algunas personas, como puede ser un curandero o tarotista, ya que a los más crédulos les conducen a creer que realmente estos objetos o personas han intercedido a favor del oportuno requerimiento.
Todos hemos oído hablar del triste caso de las esclavas sexuales africanas. Estas mujeres, bajo la amenaza de prácticas de vudú, malviven en situación de esclavitud hasta pagar la deuda contraída con sus traficantes. Y a esos simples proxenetas no se les ocurre un juego más infantil que el de amenazarlas con aquello que más temen según sus tradiciones y creencias: la denominada magia negra. Estoy segura de que si se pudiera matar (y me refiero al significado literal de la palabra) mediante rituales, encendiendo velas, atravesando muñecos, o a través de cualquier práctica, sea de la índole que sea, haría tiempo que la población mundial se habría reducido a la mitad. Por lo tanto, podemos concluir que para que nos afecte toda superstición, en primer lugar, debemos creer en ella.
Para ser sincera he de señalar que no descarto que existan personas especiales, que a cierta altura de sus vidas hayan desarrollado cierto don, personas con habilidades por las que destacan, pero también pienso que si alguien recibe un don o habilidad de forma gratuita lo último que debería pensar es hacer de ello un negocio o su modo de vida. Y, sobre todo, ese ser maravilloso debería destacar por su humildad y buen hacer, lejos del espectáculo y el protagonismo de quienes tratan de vivir de la ignorancia y de la miseria ajena a través de dones y males inventados. Debemos cuidar qué creemos, a qué o a quién damos nuestro crédito y por qué.