jueves, 10 de enero de 2013

EL ALMA DE ALEJANDRÍA

El Alma de Alejandría - 204 Págs.
        Mi nueva novela, “El Alma de Alejandría”, está dedicada a una de las civilizaciones más grandes y fascinantes de la historia de la humanidad, ambientada en una época incomparable donde la ostentación y el lujo son sinónimo de poder, donde se alaba y venera la belleza, donde las altas clases sociales dominan y someten al pueblo con implacable yugo, donde las conspiraciones y las intrigas se suceden, y el misterio y la ambición convergen…
        La civilización egipcia se desarrolló durante más de 3.000 años. Comenzó con la unificación de varias ciudades del valle del Nilo, alrededor del 3.150 a. C., y se da convencionalmente por terminada en el 31 a. C., cuando el Imperio Romano conquistó y absorbió el Egipto ptolemaico, que desapareció como Estado. “El Alma de Alejandría”, otra “deuda” pendiente que he conseguido saldar conmigo misma, habla de este último período.
         He de confesar que mientras recababa información para la elaboración de esta novela he hallado en la figura de Cleopatra VII un personaje fascinante, de grandes proporciones e infinitas posibilidades, aunque, en detrimento de lo que cuenta la leyenda, la famosa reina no parece haber destacado precisamente por su belleza, un hecho discutible desde el punto de vista histórico.
         La imagen que nos muestra de ella la historia es contradictoria porque, en parte, está basada en los ataques de los escritores y poetas que ensalzaron la figura de Augusto, su acérrimo enemigo, y en datos indirectos suministrados por historiadores al servicio de la propaganda de los vencedores romanos. Pese a ello, sorprendentemente, las pródigas diatribas de sus adversarios parecen haber ido en pro de engrandecer su persona con el transcurso del tiempo: la Cleopatra VII de nuestros días se nos muestra fresca, culta, misteriosa, exhibiendo un atractivo y unas dotes de seducción indiscutibles, y una inteligencia y capacidad de persuasión magnánima a la hora de conquistar a los hombres más poderosos e influyentes de su época…
          Entonces, según la imagen que ha trascendido de ella: ¿fue realmente Cleopatra VII una mujer ambiciosa, educada en el seno de una familia griega que gobernaba Egipto entre usurpaciones al trono, una vida distendida y relajada, el exilio y crímenes sin resolver? Así se podría resumir la historia de su familia. Pero, ¿cómo juzgar, con la mentalidad de nuestros días, a personajes que vivieron en un período donde el poder y la ambición conducían al hombre a cometer las acciones más crueles contra sus semejantes e incluso contra sí mismo? Es un cometido tan inútil como imposible.
         Siempre nos quedará la duda sobre cuestiones como si su legendaria belleza era real, o si su poder de liderazgo y la habilidad de sus maniobras políticas procedían de su inteligencia ingobernable o únicamente de la influencia que ejercían en ella los consejeros de su círculo más íntimo en su sed de poder. Sea como fuere, ¿qué importa ya? Hablamos del Antiguo Egipto, una civilización desaparecida y misteriosa, unos tiempos donde todo se comprendía como voluntad de los dioses, por mandato divino, poder delegado en la figura del faraón.
         Me quedo con la idea de que, al igual que a la singular protagonista de esta historia, a muchos/as escritores/as como yo también nos mueve la pasión. Porque si no se escribe con pasión, no se escribe. El sentimiento, el entusiasmo, la dedicación y perseverancia que se pone en la elaboración de un libro es aquello que, más tarde, transporta, engancha e incluso llega a fascinar al lector. Y esto es así porque, desde mi experiencia, entiendo que sin sentimiento esos objetivos son imposibles de conseguir. Si un autor no siente su propia obra, si no se introduce, si no cree en ella, estará creando algo sin vida.
        “El Alma de Alejandría” te ofrece un intenso paseo desde la coronación como reyes de Cleopatra VII y Ptolomeo XIV hasta el ocaso de su dinastía, otorgándole al joven faraón la oportunidad de hacerse un hueco en la historia del Antiguo Egipto como no recoge ninguna crónica. Y, como toda novela histórica que se precie, viene enriquecida por el entorno cultural, social y religioso de la época en que se desarrolla, por ello debemos observarla y entenderla bajo ese mismo prisma.
         Que tengáis un Feliz Año Nuevo bajo el amable abrigo de una buena lectura.

martes, 8 de enero de 2013

We Love You

En toda guerra, los que la “hacen”, no toman conciencia ni tienen en cuenta la opinión del pueblo, sólo piensan en sus propios intereses… pero normalmente se trata de quienes lo representan y por ello este último paga siempre las terribles consecuencias.
Tal vez el gesto de publicar este vídeo en un humilde blog como éste no vaya a detener el conflicto árabe-israelí (del que tristemente no he dejado de oír hablar desde que tengo uso de razón), pero vale la pena difundirlo, porque a abrir los ojos a la realidad y a la reflexión se le ha llamado siempre: tomar conciencia.