lunes, 14 de septiembre de 2015

UNIFICA Y VENCERÁS


A causa del envenenamiento de una docena de gatos en El Mojón, pedanía perteneciente a Pilar de la Horadada, estos días se ha abierto un controvertido debate entre defensores y detractores de los mismos.


No es casualidad que, hace unas semanas, los medios de comunicación españoles se hicieran eco de las controversias nacidas entre la población a causa del conflicto Sirio y la acogida de refugiados. No es casualidad.


Y tampoco lo es que hoy mismo se haya 'celebrado' lo de Tordesillas, donde han lanceado hasta la muerte a su célebre toro (hecho que ha movilizado a cientos de animalistas que, desde diferentes puntos de España, han viajado hasta allí con el buen propósito de evitar una tradición condenada a desaparecer sí o sí).


Tampoco es casualidad que hace una semana el programa Cuarto Milenio (tan criticado por algunos escépticos, aun destacando mundialmente por la profesionalidad indiscutible de este gran equipo con Iker Jiménez a la cabeza) emitiera un magistral reportaje sobre la vida y la intrigante muerte de Félix Rodríguez de la Fuente, emblema de muchos defensores de los derechos de los animales por excelencia y un maestro muy querido por más de una generación (cuyo caso, inexplicablemente, sigue abierto).


No, a mi manera de ver, nada de esto es casualidad. Y si os preguntáis qué relación tiene todo esto entre sí, os digo yo que sí la tiene. Todo está conectado. Pero parece que el mundo ha olvidado su origen, su historia, su pasado… todo, menos esta frase: “divide y vencerás”. Todo problema no viene de sumar sino de dividir. Pero, como dice Pepe Mujica, cada cual aprende con su experiencia…

En los últimos tiempos he comprobado que donde muchos ven inconvenientes, sólo hay oportunidades, pruebas de la vida para beneficio de nuestra evolución. Humildemente opino que no nos van mejor las cosas porque al ‘dividir’ creamos un clímax de discordia, dilema y rencor.


Me sorprende que todavía haya inmemoriados que, perteneciendo a este país (un país de inmigrantes, de guerras, exilios y hambrunas… hechos históricos que, tal vez, los más jóvenes aún no conozcan), todavía se resistan a dar asilo al exiliado de guerra… La imagen del niño ahogado en la playa, o la de cientos de familias huyendo desesperadas, ha conmovido a media España… pero, por lo visto, aún no es suficiente. Por nuestra ceguera interior, y alguna cosa más, no nos van bien ciertas cosas… y luego nos quejamos.

Nada es suficiente. Se ha comprobado que todo esfuerzo a la hora de sensibilizar a la población es poco. Años de evolución, decenas de personas dando su vida en defensa de los derechos humanos y animales, en pro de una convivencia pacífica y una vida mejor, y todavía se defienden códigos que ya no encajan en esta sociedad.


Códigos que cobraron sentido en otro tiempo, pero que ya no tienen cabida en nuestro mundo de hoy y que se activan cada vez que se defienden patriotismos separatistas o tradiciones que rinden culto a la barbarie, al encarnizamiento más salvaje, al dolor y a la muerte. Como sucede en la dichosa ‘fiesta’ del toro de la Vega.

Decía el maestro Ramiro Calle que si a un animal se le mirara a los ojos, desaparecería la crueldad que nos conduce a lastimarlo. Ahora se están manifestando aquellas cosas que hacen que el hombre no detenga su evolución ni pierda su estado de humanidad. Todas al mismo tiempo.


Ahora regresa también a la opinión pública el espíritu de respeto y amor hacia los animales del maestro Félix, ése que prestó su voz y su alma para hacer un consenso de feliz convivencia entre el Hombre y la Tierra hace más de 36 años. ¿Con toda esta serie de NO CASUALIDADES el universo no estará intentado decirnos algo? Yo creo que sí. Escuchemos a ver. Tal vez nos vaya mejor.

No se puede pretender que todo el mundo piense como nosotros. Es verdad. Cada visión personal esúnica y depende de muchos factores. Por eso procuro no discutir con nadie. La vida en sí misma es una prueba maravillosa donde cada cual tiene su aprendizaje, cada cual es llamado en su momento y cada cual responde según su nivel de conciencia y de su grado de humanidad y de dignidad espiritual. La buena noticia es que la involución no existe, amigos. Sólo nos detenemos.

Volviendo al tema que nos ocupa, los envenenamientos de El Mojón, comentaba ayer una señora en facebook que los gatos son una plaga, crían pulgas, le rompen las plantas y le arañan el coche. Mirad, yo respeto que ella enfoque ‘el problema’ así. Pero mi experiencia es otra.


Ni mis vecinos ni yo tenemos ningún problema con los más de 16 gatos que viven en mi jardín. Y lo puedo demostrar. Comen a diario y, por consiguiente, sólo invierten el tiempo en jugar, comer y descansar. Plagas en mi casa, desde que llegó el primer gato, no hay. ¿Pulgas? Pueden decir quienes han estado en mi casa si algún bicho les picó. A mí no y vivo aquí. ¿Todo son perjuicios para los que están en contra y todo ventajas para los que están a favor? ¡Siempre ha sido así! Es un problema de división (formamos parte de un Todo), y de focalización también. Si focalizas tu energía en lo negativo, tu visión será oscura. Y sin amor todo es negatividad y división.

Y un último apunte sobre otro comentario de un chico que opina que es patético politizar la cuestión a raíz de una recogida de firmas que se organizó para que la alimentación de estos animales regrese a las manos adecuadas. Veréis, por desgracia, hoy en día todo está politizado (lo siento mucho pero es así) Y aunque no entiendo de política (y Dios me libre de militar algún día en ella), de la misma manera pienso que lo acontecido ha abierto la caja de los truenos y están saliendo a relucir otros temas ‘de cuyo nombre muchos sí quieren acordarse’.


Desde hace unos meses, a los voluntarios que alimentaban a estos animales, se les ha retirado el correspondiente carnet que les permitía hacerlo, expedido, tiempo atrás, por el mismo Ayuntamiento. Los mismos voluntarios se encargaban de controlar las colonias, también, mediante la esterilización correspondiente. No hacían nada incorrecto, todo lo contrario. No entiendo qué ha pasado. Por lo tanto, como no aunemos las conciencias, y la autoridad competente no tome cartas en el asunto e investigue, los gatos que han muerto cruelmente envenenados no han sido los primeros pero tampoco serán los últimos.


Tal vez sus agónicas muertes no supongan nada para algunas personas; tengo la certeza de que para la inmensa mayoría sí. Se ha visto la respuesta en las redes y en la calle. Por eso, más que nunca, creo que la unión hace la fuerza. Unificar es sumar y ahí sí cabemos todos.