¿Se puede vivir sin ilusión? Esta pregunta me asaltó el otro día sorprendiéndome a mí misma mientras, visiblemente emocionada, sacaba unas entradas para ver la última de Harry Potter. Si tengo que dar una respuesta sincera diría que es obvio que sí, que efectivamente se puede vivir sin ilusión; pero esta forma de vivir no aporta el bienestar ni la satisfacción que supone, por ejemplo, llevar a cabo ese proyecto que nace fruto de una afición personal.
Si el ser humano pierde la innata capacidad de ilusionarse desaprovecha, entre otras muchas cosas importantes, la oportunidad de motivarse y el interés por lo que le rodea, afectando este hecho a muchos aspectos de su vida. No olvidemos que el secreto de la felicidad en los niños es, precisamente, este: crear una atmósfera cómoda y habitable donde desarrollar su imaginación y creatividad. Los niños sueñan, llegan lejos con la imaginación, viven en mundos imaginarios y hasta inventan amigos con quienes comparten juegos y en quienes reflejan su ideal de amistad. Por eso vivir con ilusiones es crear un espacio combinable con nuestras actividades diarias donde vivir cómodamente, en comunión con uno mismo, sin aislarse pero distanciándose de todo aquello que resquebraja el ánimo y nos arroja a la inactividad o a la rutina.
Vivir con ilusión es trabajar por ver realizado ese sueño que durante un tiempo estuvo en nuestra mente y en el que posiblemente hemos puesto todo nuestro esfuerzo, entusiasmo y entrega. Vivir ilusionado es tener un objetivo por alcanzar, un anhelo por complacer. Así mismo el término ilusión es sinónimo de palabras tan positivas como: ánimo, objetivo, aspiración, intento, deseo, ocupación y plenitud, por citar algunos. Es necesario vivir con ilusión: ya sea por leer un libro, ver una película o realizar un pequeño viaje. Hace poco os hablaba que la felicidad era una actitud ante la vida. Y así es. Cada uno decidimos cómo nos irá al cabo del día, cómo deseamos tomarnos las cosas; aunque nos irá mejor si ocupamos nuestra mente con la atractiva empresa de hacer aquello que nos agrada verdaderamente. La persona necesita estímulos, tener intereses, verse animado por algo que dé mayor sentido a su vida o, sencillamente, levantarse cada mañana con una meta por realizar y pensamientos agradables y positivos.
Todo el mundo puede vivir con ilusión independientemente de la edad que tenga. Si nos autoanalizamos comprobaremos qué nos motiva, para qué tenemos habilidad y disposición, y qué actividad puede aportarnos mayor fortaleza e ilusión. Muchos escritores lo son, por ejemplo, porque disfrutan escribiendo y muy probablemente porque el ambiente que les rodea es propicio para tal actividad, cuenta con elementos de motivación suficientes para escribir y de esta manera se sienten felices y realizados.
Ahora bien, distingamos entre vivir con ilusión y vivir de ilusiones. Quien vive con ilusión, como narraba anteriormente, ve motivada su existencia porque sus deseos se basan en cosas realizables, viables y sencillas. Por el contrario, quien vive de ilusiones puede acabar desengañándose de la situación irreal, fantástica e inalcanzable que se ha ido creando mentalmente y que tan sólo puede aportarle ansiedad, sensación de fracaso o depresión. Por eso es tan importante hacer distinciones entre una cosa y la otra.
Puedo aseguraros que quien os escribe es feliz porque tiene ilusiones y porque vosotros, quienes me leéis en este momento, sois la razón por la que cada día analizo y reflexiono sobre el mundo que nos rodea para transformar todas esas inquietudes y razonamientos en una amalgama de sentidas y afectuosas palabras.
Os deseo a todos un verano propicio, colmado de momentos felices en los que realizar y vivir cada una de vuestras pequeñas ilusiones cotidianas. Y también os dedico la frase de Víctor Hugo que mejor se adapta al concepto de ilusión que quería mostraros. Dice así: “El alma tiene ilusiones como el pájaro tiene alas: es lo que la sostiene”. Sed felices.
Si el ser humano pierde la innata capacidad de ilusionarse desaprovecha, entre otras muchas cosas importantes, la oportunidad de motivarse y el interés por lo que le rodea, afectando este hecho a muchos aspectos de su vida. No olvidemos que el secreto de la felicidad en los niños es, precisamente, este: crear una atmósfera cómoda y habitable donde desarrollar su imaginación y creatividad. Los niños sueñan, llegan lejos con la imaginación, viven en mundos imaginarios y hasta inventan amigos con quienes comparten juegos y en quienes reflejan su ideal de amistad. Por eso vivir con ilusiones es crear un espacio combinable con nuestras actividades diarias donde vivir cómodamente, en comunión con uno mismo, sin aislarse pero distanciándose de todo aquello que resquebraja el ánimo y nos arroja a la inactividad o a la rutina.
Vivir con ilusión es trabajar por ver realizado ese sueño que durante un tiempo estuvo en nuestra mente y en el que posiblemente hemos puesto todo nuestro esfuerzo, entusiasmo y entrega. Vivir ilusionado es tener un objetivo por alcanzar, un anhelo por complacer. Así mismo el término ilusión es sinónimo de palabras tan positivas como: ánimo, objetivo, aspiración, intento, deseo, ocupación y plenitud, por citar algunos. Es necesario vivir con ilusión: ya sea por leer un libro, ver una película o realizar un pequeño viaje. Hace poco os hablaba que la felicidad era una actitud ante la vida. Y así es. Cada uno decidimos cómo nos irá al cabo del día, cómo deseamos tomarnos las cosas; aunque nos irá mejor si ocupamos nuestra mente con la atractiva empresa de hacer aquello que nos agrada verdaderamente. La persona necesita estímulos, tener intereses, verse animado por algo que dé mayor sentido a su vida o, sencillamente, levantarse cada mañana con una meta por realizar y pensamientos agradables y positivos.
Todo el mundo puede vivir con ilusión independientemente de la edad que tenga. Si nos autoanalizamos comprobaremos qué nos motiva, para qué tenemos habilidad y disposición, y qué actividad puede aportarnos mayor fortaleza e ilusión. Muchos escritores lo son, por ejemplo, porque disfrutan escribiendo y muy probablemente porque el ambiente que les rodea es propicio para tal actividad, cuenta con elementos de motivación suficientes para escribir y de esta manera se sienten felices y realizados.
Ahora bien, distingamos entre vivir con ilusión y vivir de ilusiones. Quien vive con ilusión, como narraba anteriormente, ve motivada su existencia porque sus deseos se basan en cosas realizables, viables y sencillas. Por el contrario, quien vive de ilusiones puede acabar desengañándose de la situación irreal, fantástica e inalcanzable que se ha ido creando mentalmente y que tan sólo puede aportarle ansiedad, sensación de fracaso o depresión. Por eso es tan importante hacer distinciones entre una cosa y la otra.
Puedo aseguraros que quien os escribe es feliz porque tiene ilusiones y porque vosotros, quienes me leéis en este momento, sois la razón por la que cada día analizo y reflexiono sobre el mundo que nos rodea para transformar todas esas inquietudes y razonamientos en una amalgama de sentidas y afectuosas palabras.
Os deseo a todos un verano propicio, colmado de momentos felices en los que realizar y vivir cada una de vuestras pequeñas ilusiones cotidianas. Y también os dedico la frase de Víctor Hugo que mejor se adapta al concepto de ilusión que quería mostraros. Dice así: “El alma tiene ilusiones como el pájaro tiene alas: es lo que la sostiene”. Sed felices.
jolin, irradias optimismo por todos lados. Que bueno encontrar a gente que encuentra sentido a la vida. Yo tampoco podría vivir sin ilusión. ¿Qué le transmitiría a mis hijos? ellos son los primeros maestros para los que a veces nos dejamos llevar por las cargas de la jornada. Me has llenado de ánimo. Gracias
ResponderEliminarGracias por recordarnos que necesitamos ilusionarnos para poder vivir la vida con pasión, cuando algún día me parezca gris, regrasaré a este texto para encontrar un rayo de sol...
ResponderEliminarHola Rosa, la ilusión es el motor de los sueños, sin ella nuestros sueños se perderían antes de poder soñarlos... Otra cosa muy bonita es compartir ilusiones... Estoy con tu libro y me está gustando mucho...
ResponderEliminarSaludos cordiales,
PAZ Y AMOR para todos, sobre todo para ELLOS...
Ángel: es, sin duda, la mejor opción, vivir con plenitud, ser felices, no hay tiempo que perder. Todo el mundo tiene aficiones que puede compartir con su familia y así pasar ratos de ocio inolvidables. Sólo hay que echarle imaginación.
ResponderEliminarRamiro: los días grises también tienen su encanto, aunque sé que no te refieres al sentido literal de la palabra. Si aprendemos a ver la vida "en positivo" casi nada podrá afectar a nuestro estado de ánimo.
José Mª: exacto. Muchas cosas "grandes" comenzaron en un sueño. No se puede dejar de soñar.
Me alegro mucho que te hayas decidido a leer. Saber esto me anima a seguir escribiendo, de verdad.
Gracias a todos y saludos cordiales.
Hola, paso a dejar un abrazo...
ResponderEliminarMentesSueltas
Buenos Aires
Tienes mucha y bella razón.
ResponderEliminarLa ilusión es generadora de energías y de felicidad.
Y es un buen escudo contra los embates de demasiadas realidades tristes que no podemos controlar.
Me encantó este post..
Y me alegro que estás a punto del camino..que lindo!!!!
UN BESO GRANDE...
Gizz
Rosa, te he visto esta mañana. ¡Eras tú! Ibas con una niña de la mano y sonreías. Algo en ti es especial...
ResponderEliminarLeí El Cuaderno del Profesor y me cautivó. Pero hoy, después de verte, voy a comprar todo lo que escribas. Por cierto, este post es rigurosamente acertado: la vida es así, hay que tener ilusiones para sentirte vivo.
De todas mis ilusiones hoy tengo una más: seguir leyéndote y volver a verte pasar.
Perdona mi atrevimiento. Es la verdad.
Necesariamente uno de los motores que nos pone en pié cada día es la ilusión de empezar un nuevo día con la esperanza de conseguir vivir mejor que el día anterior. La ilusión es algo consustancial al ser humano. Bien dices, Rosa, que sin ilusión se puede vivir, conozco a algunos, pero es lo más parecido y cercano a la depresión o a la inercia vital de no sentir nada, salvo las sensaciones propias de necesidades que demanda nuestro cuerpo.
ResponderEliminarLa ilusión es necesaria, pero vacía sino está fundamentada en la realidad del verdadero sentido de nuestra vida. Por eso, Downes y Joan, al sentirse acabados e inútiles en los últimos años de su vida, decidieron suicidarse: habían perdido la ilusión de vivir, todo se había acabado para ellos.
Y la vida es mucho más; nuestro Ideal es algo que nunca alcanzaremos, siempre estaremos creciendo en felicidad, en amor, nuestra mayor ilusión, inalcanzable hasta llegar al gran Ideal que perseguimos. Cada uno tendrá que descubrirlo.
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.
Mentes Sueltas: Saludos para ti también. Gracias por dejar tu huella. Espero poder pasarme por tu blog cuando regrese de mi próximo viaje. Saludos.
ResponderEliminarGizela: muy pronto saldré, amiga. Cuando visite los lugares donde tu estuviste te dedicaré un recuerdo especial. Gracias por tu amable comentario. Eres un sol.
Pilareño: ¡Me has sorprendido! Agradezco tu admiración y el interés por cuanto escribo.
No hace mucho le comentaba a un amigo que también escribe, que debemos poner pasión en aquello que hacemos o no hacerlo. Hacer las cosas con ilusión, me atrevería a decir, es la clave del éxito en toda empresa. Sin embargo, soy una persona normal, tan especial como lo eres tú. Saludos y gracias por el ánimo que transmites. A ver si algún día llegamos a conocernos.
Salvador: hablas con conocimiento de causa, experiencia e inspiración. Estoy de acuerdo contigo: Dios te bendiga y te siga guiando. Gracias por tu agradable comentario. Un saludo cordial.
como recuperar la ilusion cuando no te ves motivado por nada,cuando no puedes encontrar solucion a tu tristeza?.
ResponderEliminarEstimado anónimo:
ResponderEliminarPodremos hablar al respecto más distendidamente a través de mi email:
miriamjudith2003@hotmail.com
En el asunto del mensaje pon el título de esta entrada, por favor, para saber que eres tú.
E incluso, si no eres de lejos, podemos quedar para tomar un café y charlar un rato.
Saludos!!