martes, 1 de septiembre de 2009

LA MOCHILA MÁS LIGERA


Durante nuestro largo y cansado transitar por los altibajos terrenos de la vida solemos descuidar un pequeño detalle muy importante y cuya reflexión me sobrevino en el camino. Vamos por la vida como aquel inexperto caminante que, cargado de una henchida mochila, emprendió un largo viaje. Agotado y exhausto por el esfuerzo, enseguida se percató de que tenía que desprenderse de todas aquellas cosas innecesarias con las que había cargado su mochila para poder llegar a la meta o jamás lo conseguiría. Al menos no disfrutando de la experiencia y del paisaje.

Pues si para emprender cualquier travesía debemos procurar llevar lo justo y necesario en la mochila, llegando a la conclusión de que, a la larga, hasta un insignificante pintalabios pesa: ¿por qué no hacemos lo mismo con nuestra mente, liberándola de todo aquello que le es innecesario y que tanto le fatiga llevar a cuestas?

El equilibrio y la quietud mental vuelven a nosotros cuando llevamos en nuestra masa gris sólo aquellas cosas realmente necesarias.

3 comentarios:

  1. Rosa, interesante reflexión... pero a veces también llevamos la carga de otros, y tampoco es bueno...

    PAZ Y AMOR para todos, sobre todo para ELLOS...

    PD: leí tu libro, me encantó...

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  2. Las realmente necesarias y también yo añadiría...positivas.
    Porque las negativas, así sean pocas, pesan horrores.
    Linda entrada amiga, bella y sabia reflexión.
    Un besote
    Gizz

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  3. me ha gustado
    reflexionaré que llevo en mi mochila por si sobra algo...
    :)

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