martes, 7 de abril de 2009

"LA IMPORTANCIA DE TENER PAN"

Recientemente he hecho un viaje. Y, la verdad, ha hecho falta algo menos que interminables horas en coche, tortuosos caminos y excelentes carreteras, las paradas obligatorias, largas horas de caminata visitando los puntos clave de nuestro destino y el abrigo, la bufanda, el gorro y los guantes de mi hija todo el día por el suelo, para darme cuenta de que así, lejos de tu hogar, lejos de todo lo que creemos que nos pertenece y de nuestras habituales comodidades, es como mejor se comprende la importancia de tener pan. La búsqueda de alimento, allá por donde te encuentras, se convierte en una tarea constante. Hasta reparar en que nos acaba interesando más, encontrando más artística, la carta del menú de los bares que los ventanales góticos de esta o aquella catedral. Y es que hace falta estar fuera de casa, lejos de la nevera y la despensa, para darnos cuenta qué es lo que sienten allá donde la falta y escasez de alimentos es el principal motor para emprender el viaje más importante de sus vidas. La inmigración es una realidad que a muchos incomoda, pero cada vez menos a los que hemos experimentado fugazmente la sensación de hambre. Muchas personas de las que se encuentran “de viaje obligado” por nuestro país, buscando ese pan tan necesario, no disfrutan como nosotros viendo paisajes, no visitan catedrales ni van a la búsqueda de un parque donde entretener a sus hijos porque, en muchos casos, ni siquiera los tienen a su lado. Y si a duros trabajos y míseros sueldos sumamos las pintadas racistas y las miradas de recelo de muchos irreflexivos… Pienso que tendríamos que preguntarnos una cosa: ¿estamos tratando bien a nuestros semejantes? ¿Comprendemos verdaderamente la necesidad que les trae en masa a sobrevivir entre nosotros?..
Nada de este mundo nos pertenece, nada podemos llevarnos. Entonces, si da lo mismo ser de aquí o de allá, tener la piel negra o tan blanca que no pueda darte cuanto apenas el sol, por favor, comprendamos al desfavorecido tratándole como a nuestro igual, pues, en realidad, es lo que es. Todos somos hijos e hijas del mismo Dios. Todos hemos salido de Él; respetemos que Dios haya creado diferentes razas como también creó diferentes continentes.
En nuestros rezos decimos: “Danos hoy nuestro pan de cada día”. Y yo pienso, que hoy día habría que añadir algo más, algo bonito, sentido y conmovedor. Algo así como: “a nosotros y a todos nuestros hermanos…”. Estaría bien y nos uniría más… ¿No les parece?

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