Llevo ya ocho años afincada en Pilar de la Horadada. Para algunos puede parecer poco tiempo, pero es el suficiente a la hora de afirmar con rotundidad que los ciudadanos del Pilar en materia de solidaridad no tienen precio.
Pilar de la Horadada es un pueblo solidario. Un pueblo que se entrega y colabora, que se une e identifica, haciendo gala del buen hacer y la hermandad de antaño. Quedó reflejado en el apoyo unánime que recibieron los padres del pequeño con cáncer, en el sentir general ante la noticia del cruel asesinato de una joven de dieciocho años, en la recogida y distribución de alimentos y ropa semanal impulsada por Cáritas Parroquial donde se vuelcan colaboradores y ciudadanos, en el gran esfuerzo de los alumnos y profesores del I.E.S. Thiar para llevar a cabo su acertadamente llamada carrera solidaria, en la espléndida matanza del cerdo que se celebra a favor de Manos Unidas y en la gran participación de público en tantos bingos benéficos, recogida de firmas y otras causas. Por lo tanto, ¿dónde puede haber mayor consideración, mayor esperanza y espíritu de entrega que aquí en nuestro pueblo? Predicar con el ejemplo siempre es la nota imprescindible para impartir cualquier lección, y aquí se trabaja con esfuerzo y altruismo como en ningún otro sitio. Valiosos gestos que no pueden pasar inadvertidos a propios ni extraños, y que bien merecen un sentido homenaje.
No sabemos si será por su magnífico enclave, entre mar y montaña, por su incomparable clima o por la familiaridad de sus gentes, pero quienes llegamos aquí de tierras lejanas donde dejamos familia, amigos y, en definitiva, todo nuestro pasado, nos encontramos con un pueblo que te brinda su acogida, un lugar donde todos cabemos, sin diferencias. Por eso no encierra ningún misterio cómo convivimos, en perfecta armonía, ciudadanos de más de diecinueve nacionalidades distintas. Y es que aquí nos beneficiamos todos, pues la riqueza de la multiculturalidad convierte a este pueblo en un lugar modernizado, joven, a la vanguardia de muchos pueblos y en continuo crecimiento demográfico.
Y, a modo personal, debo afirmar que aquí fue, que aquí empezó mi andadura literaria. Aunque, bien considerado, cuando te rodeas de personas con tus mismas inquietudes y pareceres, que te sirven de ejemplo y guía, la creatividad se dispara y las llamadas musas de la inspiración te visitan, te animan, e incluso te arrojan a dar forma aquellos sueños que viven en la memoria. Y entonces te das cuenta que el mérito no es tuyo sino de todos. Por eso, espero que este mensaje llegue a todos los pilareños, pues está escrito desde el corazón.
Gracias, amigos, muchas gracias.
Pilar de la Horadada es un pueblo solidario. Un pueblo que se entrega y colabora, que se une e identifica, haciendo gala del buen hacer y la hermandad de antaño. Quedó reflejado en el apoyo unánime que recibieron los padres del pequeño con cáncer, en el sentir general ante la noticia del cruel asesinato de una joven de dieciocho años, en la recogida y distribución de alimentos y ropa semanal impulsada por Cáritas Parroquial donde se vuelcan colaboradores y ciudadanos, en el gran esfuerzo de los alumnos y profesores del I.E.S. Thiar para llevar a cabo su acertadamente llamada carrera solidaria, en la espléndida matanza del cerdo que se celebra a favor de Manos Unidas y en la gran participación de público en tantos bingos benéficos, recogida de firmas y otras causas. Por lo tanto, ¿dónde puede haber mayor consideración, mayor esperanza y espíritu de entrega que aquí en nuestro pueblo? Predicar con el ejemplo siempre es la nota imprescindible para impartir cualquier lección, y aquí se trabaja con esfuerzo y altruismo como en ningún otro sitio. Valiosos gestos que no pueden pasar inadvertidos a propios ni extraños, y que bien merecen un sentido homenaje.
No sabemos si será por su magnífico enclave, entre mar y montaña, por su incomparable clima o por la familiaridad de sus gentes, pero quienes llegamos aquí de tierras lejanas donde dejamos familia, amigos y, en definitiva, todo nuestro pasado, nos encontramos con un pueblo que te brinda su acogida, un lugar donde todos cabemos, sin diferencias. Por eso no encierra ningún misterio cómo convivimos, en perfecta armonía, ciudadanos de más de diecinueve nacionalidades distintas. Y es que aquí nos beneficiamos todos, pues la riqueza de la multiculturalidad convierte a este pueblo en un lugar modernizado, joven, a la vanguardia de muchos pueblos y en continuo crecimiento demográfico.
Y, a modo personal, debo afirmar que aquí fue, que aquí empezó mi andadura literaria. Aunque, bien considerado, cuando te rodeas de personas con tus mismas inquietudes y pareceres, que te sirven de ejemplo y guía, la creatividad se dispara y las llamadas musas de la inspiración te visitan, te animan, e incluso te arrojan a dar forma aquellos sueños que viven en la memoria. Y entonces te das cuenta que el mérito no es tuyo sino de todos. Por eso, espero que este mensaje llegue a todos los pilareños, pues está escrito desde el corazón.
Gracias, amigos, muchas gracias.
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