Existe un tipo de mariposa cuya vida entera dura sólo un día... Al amanecer es como un bebé recién nacido, explora el mundo que se abre en derredor con la ilusión y el entusiasmo del que descubre las cosas por primera vez. Se sumerge en el néctar dulcísimo de las flores mientras se embriaga con su perfume. Se refresca en el rocío mañanero con el regocijo de una niña en una piscina de plástico: segura, alegre, confiada...
Al anochecer, envejecida por el paso del tiempo, se recoge en una esquina, feliz, recordando con satisfacción, convencida de que valió la pena vivir sólo para experimentar, para conocer, para compartir, para amar...
Y ya al medio día, como tierna adolescente, disfruta inundándose de sol y vida mientras sueña con amores imposibles acompañándose de la suave melodía de su elegante batir de alas...
Al atardecer, sin tiempo para descansar, se entrega al airoso baile que atraerá a la pareja soñada, cumpliendo muy suavemente con el ciclo vital de su existencia...
Al anochecer, envejecida por el paso del tiempo, se recoge en una esquina, feliz, recordando con satisfacción, convencida de que valió la pena vivir sólo para experimentar, para conocer, para compartir, para amar...
En 24 horas concentra sus pasiones, su amor, sus juegos, sus decepciones, sus esperanzas... Y al final, muere.
Muchos pensarán que es una vida corta pero, es seguro que cada minuto de su existencia mereció la pena ser vivido.
Supongo que muchas personas en toda su vida de muchos años, vive menos que una de esas mariposas en un día, pues vivir no sólo es respirar, vivir es sentir. Es ayudar y aceptar ayuda, es amar y dejarse amar, es sentir y ser sentido...
A lo largo de nuestra vida conocemos a muchas personas sin vida. Todas caminan, hablan, observan... pero, ¿se encuentran realmente satisfechas con lo vivido?
No es el tiempo que vivimos, sino cómo lo vivimos. No es lo que hacemos, sino el amor con que lo hacemos.
Si, como una mariposa, fuéramos a morir al anochecer: pensad por un momento: ¿cuántas cosas que no hemos hecho al final de este día, echaríamos de menos?
Pues ya sabéis: vivir, amar, soñar, compartir... y, sobre todo, perdonar.
Para cuando llegue nuestro último día podamos partir, como la mariposa, con la conciencia tranquila y la satisfacción de dejar la misión bien cumplida.
importante es la vivencia, y mas aun la actitud hacia esa misma vivencia.
ResponderEliminarme gusta tu post.
Un beso...!
Tienes razon, destaco que la puerta hacia la felicidad y el Amor es el perdon a uno mismo y al otro!
ResponderEliminarEsta gentil mariposa debe ser la que está en busca y captura porque , con " la suave melodía de su elegante batir de alas", provoca en otras lejanas latitudes tempestades, ciclones, huracanes ....
ResponderEliminarEstimado "Ruy":
ResponderEliminarEl universo se mueve sobre muchos principios que están fuera de nuestro control. Esos principios funcionan independientemente de las opiniones que tengamos acerca de ellos e incluso aunque no los entendamos en absoluto.
¡Sonríe, vive, sé feliz!
gracias; muchísimas gracias por compartir tus ideas y pensamientos con el mundo...
ResponderEliminarleerte me hace bien.
Rosy
ResponderEliminaresta muy chevere tu blog...
segui posteando...
ahi te dejo para que lo cheques:
www.tumentepoderosa.blogspot.com
fer
Hola Rosa; cada mañana, cuando me levanto me siento como esa mariposa... habrá un día en que no habrá ya mas mañana, es importante que hoy hagamos lo que hemos venido a hacer...
ResponderEliminarRecuerda: "cabeza alta, mirada limpia y corazón transparente"
Un beso, un abrazo y una sonrisa para ti y para Joaquín,
PAZ Y AMOR para todos, sobre todo para ELLOS...