sábado, 30 de mayo de 2009

LECCIÓN ANIMAL

Anoche entré en la cocina y cogí a mi gata in fraganti encima del mármol y al lado del fregadero. Yo, pensando en las miles de bacterias, miasmas, gérmenes y otros microorganismos que con toda probabilidad albergan sus patas en continuo contacto con el suelo, la tierra donde efectúa sus deposiciones y los baños que le dispensa su áspera lengua, ni corta ni perezosa me acerco a ella y la bajo al suelo dándole una suave palmadita en el lomo.
“¡Ahí no, Morgana!” –exclamo con firmeza siguiendo los consejos educativos que tuvo la gentileza de explicarme su veterinario.
Mientras voy en busca de la lejía y me pongo los guantes para desinfectar la zona cero, observo al animal mirándome fijamente con las orejas en punta, las pupilas dilatadas y el hocico húmedo, señales que me advierten que se encuentra en estado de máxima alerta.
“¡Ahí, no!” –repito tratando de grabar en su reducida cabecita esta frase que tanto teme.
Imaginad mi sorpresa cuando, al levantar la vista hacia el fregadero, descubro una cucaracha más negra que la pez y más larga que un día sin pan, que se cobijaba tras un vaso sucio con la flaca esperanza de pasar desapercibida.
Rápida como una flecha, y sin darle tregua al enemigo de toda ama de casa que vela por la integridad de los suyos, vuelvo a subir a mi gata al mármol que se encuentra al lado del fregadero para que concluya su limpio trabajo.
“¡Morgana, cógela!” –pongo el grito en el cielo mientras voy al cuarto de la limpieza a por el spray de turno para acabar con todo bicho viviente: bacterias, miasmas, gérmenes, otros microorganismos, la cucaracha y la gata si se tercia…
A mi vuelta a la cocina, spray en mano, encuentro a Morgana encima de la cocina reteniendo, con la frialdad de un felino y la elegancia de un gatito doméstico, al enemigo bajo una pata.
“¡Buen trabajo, Morgana! ¡Buen trabajo!” –murmullo para mis adentros mientras me percato que las antenas del bichito estaban en un sitio, tres patas en otro y el cuerpo inmóvil bajo una garra del felino más valiente que pude recoger de la calle una noche de verano.
“¡Ya está bien, Morgana, abajo!.. ¡Abajo!” –vuelvo a murmurar mirando con repulsión los restos del encuentro entre mi linda minina y un bicho que simplemente pasaba por allí para hacerme entender que posee la astucia necesaria como para burlar todas las trampas que eché bajo los armarios, confirmar que todavía no sé por donde narices se cuelan, pero evidenciar que a un gato el instinto no le falla por muy vago que sea y por poco ejercicio que haga.
Para concluir, después de limpiar con absoluta escrupulosidad, mármol, fregadero, cocina y suelo, me dirijo a Morgana para agradecerle con una caricia que su falta estuviera justificada, mientras elucubraba la siguiente moraleja:
“No hay que precipitarse ni juzgar por las apariencias. Puede que peguemos una palmada a quien, consciente o inconscientemente, sólo esté echándonos una mano”.

7 comentarios:

  1. Recuérdame que te cuente un día un cuento galés que habla de un príncipe y su perro. Es una historia similar a la de tu gata y tú, sólo que el príncipe se pasó tres pueblos y luego se arrepintió. No la he encontrado en castellano, pero en inglés está aquí:

    http://www.historic-uk.com/HistoryUK/Wales-History/Beddgelert.htm

    Por cierto, yo también tengo un gato.

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  2. Hola Rosa, conozco a tu gata Morgana y te conozco a ti... tú eres felina con las palabras y eso te da tu gata... bonita lección la que te enseño Morgana. Como tu muy bien sabes estamos aquí para aprender TODOS de TODOS... animales incluidos.
    Saludos...

    PAZ Y AMOR para todos, sobre todo para ELLOS...

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  3. Ana: tenías razón. He llegado a la historia, la he leído, he soltado unas lágrimas y me quedo con la bonita enseñanza y las palabras del final:
    "Whether the story is based on legend, myth or history it is still an entertaining one. Similar legends can also be found throughout Europe."
    Es una historia similar y podemos aprender mucho de ambas.

    José María: estoy contigo en que todos podemos aprender de todos. No hay persona, animal, experiencia, etc. de la que no podamos aprender algo. Sólo tenemos que "ver" el mensaje, la enseñanza, de la que se acompaña cada situación.

    Un beso fuerte a los dos.

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  4. Amelche: Gracias por la valoración que hiciste de mi comentario; creo que todos son tan importantes como el mío.
    Rosa: Tendremos ocasión de conocernos. Gracias por no "censurar" y dejar libres todas las opiniones que se expresan en tu blog. Este cuento es fruto de mis reflexiones acerca de "la verdad", la verdad auténtica que nos hace libres y que no es patrimonio de nadie. Lo he mandado a un blog en el que se invita a los bloggeros a mandar sus comentarios, pero no lo han publicado. Gracias a ti lo voy a poner aquí, por supuesto, sin derechos de autor ni copyrights. Cualquier persona que esté de acuerdo con su enseñanza ya lo puede considerar como suyo.

    "El sultán no había dormido bien aquella noche, pero el día amaneció con un sol radiante.
    - ¡Qué mala noche! El día va a ser nublado y sombrío - dijo el sultán.
    Sus fieles consejeros, como siempre, corroboraron sus palabras:
    -Así es, nuestro señor -dijeron-.Tu sabiduría supera la de los agoreros que habían anunciado un sol brillante para hoy.
    Y se apresuraron a correr las cortinas ocultando el sol que se colaba por las ventanas.
    Estando ya el sol en lo más alto, el hijo pequeño del sultán se presentó corriendo ante su padre:
    -Mi padre y señor, ¿qué haces aquí encerrado? Acompáñame a darnos un baño y a tomar el sol.
    El sultán llamó a sus consejeros:
    -¿Por qué habéis cerrado las cortinas? Hace un sol esplendoroso. ¡Corredlas inmediatamente!
    Así lo hicieron y los consejeros volvieron a enaltecer a su señor, el sultán:
    -¡Qué excelsa es tu sabiduría que nos saca de nuestro error y nos hace ver la luz del sol, cuando creíamos que estaba nublado!

    Enseñanza: la VERDAD tiene LUZ PROPIA. Abramos nuestros ojos para verla, que no nos llegue a través de los ojos de otra persona, por mucha sabiduría que tenga."

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  5. Estimado pilareño: cuando quieras estás invitado a un café, no lo dudes.
    En primer lugar darte gracias por publicar tu cuento en mi blog, es un honor contar contigo, de verdad.
    En segundo lugar decirte que es un cuento que trasmite sabiduría, es ingenioso y está muy en línea con los cuentos sufíes que tanto me gustan. Gracias.
    Por otro lado quisiera resaltar que nos encontramos en el blog de La inquietud de las palabras prohibidas, donde toda persona como todo comentario es bien recibido. Este blog pretende ser un espacio de paz, armonía y solidaridad donde poder compartir puntos de vista y lugar de encuentro donde todos sois bienvenidos.
    Recibe mi abrazo sincero.

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  6. Vuelvo por aquí para decirle al amigo pilareño que yo también me siento pilareño... ¿nos conocimos?

    PAZ Y AMOR para todos, sobre todo para ELLOS...

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  7. jajaja!!!!
    La foto genial.
    Me ha gustado la historia de tu Morgana.
    Y buena manera de aprovechar la historia para la moraleja.
    Es cierto a veces, nos precipitamos y le damos una palmadita, a alguien que no la merecía.
    Me ha pasado..
    Un abrazo y linda semana
    Gizz

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